Identificado el mecanismo que graba el miedo en el cerebro

Un neurocientífico español describe cómo se almacenan los recuerdos traumáticos.

 

Cómo se desarrolla el aprendizaje emocional traumático: claves para desentrañar el trastorno por estrés postraumático.

 

Bajo la sombra de los rascacielos de Manhattan, muy cerca de los 20.000 cadáveres sepultados en un viejo cementerio oculto bajo el Washington Square Park, se encuentra el laboratorio del miedo. Allí, bajo las órdenes del neurocientífico y rockero estadounidense Joseph LeDoux, trabaja una quincena de investigadores para intentar comprender por qué, por ejemplo, una persona se queda paralizada al ver a un perro, traumatizada por un huracán o muda al intentar hablar en público. Uno de los miembros de esta brigada de élite del miedo, empotrada en el Centro para la Ciencia Neural de la Universidad de Nueva York, es el neurocientífico español Lorenzo Díaz-Mataix, que acaba de identificar los mecanismos cerebrales que convierten las experiencias desagradables en recuerdos imborrables durante años.

Díaz-Mataix se ha sumergido en el cráneo de cientos de ratas. En lo más profundo de sus cerebros, como en los de los seres humanos, se esconde la amígdala, una región del tamaño de una almendra en las personas a la que la comunidad científica señala como almacén del miedo. Presuntamente, en ella se guardan durante décadas los recuerdos de las vivencias traumáticas sufridas a lo largo de la vida. Y por ella el grupo de rock deLeDoux se llama The Amygdaloids. Es el minúsculo archivo del terror en el kilo y medio de cerebro humano.

En 2010, salió a la luz el caso de una mujer estadounidense de 44 años con la amígdala completamente dañada por una rarísima enfermedad genética. La mujer, conocida como SM para preservar su anonimato, era incapaz de sentir miedo. Un grupo de investigadores encabezado por el psicólogo Justin Feinstein, de la Universidad de Iowa, siguió su pista durante más de 20 años. Rodearon a SM de serpientes y arañas venenosas, vieron con ella películas de terror como El resplandor y El silencio de los corderos, la acompañaron a sanatorios abandonados supuestamente habitados por fantasmas. Y nada. La mujer sin amígdala ni siquiera sintió miedo cuando, caminando de noche por un parque solitario, un yonqui le puso un cuchillo en la garganta y masculló: «Te voy a rajar…». SM siguió andando como escuchara La Traviata. Ahora, Díaz-Mataix ha iluminado ese enigmático cajón de recuerdos que es la amígdala cerebral. Su investigación parte de una hipótesis postulada en 1949 por el psicólogo canadiense Donald Hebb y sugerida hace más de un siglo por el nobel español Santiago Ramón y Cajal. «Dos células o sistemas de células que están repetidamente activas al mismo tiempo tenderán a convertirse en ‘asociadas’, de manera que la actividad de una facilitará la de la otra», dejó escrito Hebb en su libro La organización de la conducta. O, expresado de manera más simplificada, las neuronas de la amígdala del cerebro humano que se excitan eléctricamente tras el ataque de un perro permanecen conectadas durante años. Sus puentes eléctricos se refuerzan. Ese sería el esqueleto del recuerdo.

El equipo de Díaz-Mataix ha demostrado que la teoría de Hebb es cierta, al menos parcialmente, en los complejos cerebros de los mamíferos. Su experimento, cuyos resultados se publican en la revista científicaPNAS, Proceedings of the National Academy of Sciences, es una versión sofisticada del célebre perro de Pávlov, aquel can ruso que se acostumbró a escuchar un metrónomo (sustituido por una campanita en el imaginario colectivo) antes de comer y ya salivaba cada vez que escuchaba el tic tac aunque no hubiera alimento. El investigador español, en tándem con Josh Johansen, del Instituto RIKEN de Ciencias del Cerebro en Japón, sometió a decenas de ratas a un pitido de 20 segundos rematado por una descarga eléctrica de medio segundo. A partir de entonces, las ratas se quedaban paralizadas cada vez que escuchaban ese sonido. En su cerebro quedó grabado el miedo al chispazo. Ahí empezó la sofisticación del experimento, gracias a una técnica conocida como optogenética. Los investigadores instalaron genes de algas sensibles a la luz a bordo de virus, que funcionan como taxis microscópicos, y los inyectaron en los cráneos de las ratas. Una vez insertados en las neuronas de los roedores, los genes eran capaces de producir una proteína que funciona como un interruptor de la célula, activándola o desactivándola en función de ráfagas de luz láser enviadas por los científicos.

Las ratas con la amígdala cerebral apagada eran incapaces de recordar el chispazo y carecían de conexiones reforzadas entre sus neuronas. Al mismo tiempo, activar las amígdalas de ratas que no habían sufrido la pequeña electrocución servía para generar miedo al pitido sin necesidad de ningún tipo de shock. En este último caso, según los autores, era necesario que se activaran también los receptores de noradrenalina, una molécula cerebral implicada en los procesos de atención. Sin esta activación, no había aprendizaje. «Con una sola descarga eléctrica asociada a un pitido, las ratas ya recuerdan la experiencia toda su vida. El cerebro hace esto para afrontar los peligros. Un animal necesita aprender con una sola oportunidad, porque quizá no tenga otra», explica el neurocientífico.

El despacho del también español Luis de Lecea, profesor de Psiquiatría en la Universidad de Stanford (EE.UU.), se encuentra a escasos 15 metros del laboratorio en el que se desarrolló la optogenética en 2004. Desde allí, De Lecea ha sido testigo de cómo esta técnica ha revolucionado la investigación del cerebro humano. Las teorías de Hebb ya se habían prácticamente confirmado «con rodajas de cerebro» de roedores en el laboratorio, pero los experimentos de Díaz-Mataix son «una demostración elegante» en mamíferos vivos, a juicio de De Lecea. El neurocientífico español dibuja las posibles aplicaciones de sus hallazgos. «En los enfermos con estrés postraumático, ansiedad o incluso depresión, su cerebro no es capaz de aprender que lo que una vez fue peligroso ya no lo es, y siguen respondiendo de forma exagerada», señala. Personas que han vivido guerras, accidentes graves, violaciones o catástrofes naturales siguen sintiendo miedo y estrés una vez pasado el peligro.

La comunidad científica internacional trabaja desde hace unos años en intentar borrar esos malos recuerdos. Se basan en un proceso conocido como reconsolidación de la memoria. «Cada vez que un recuerdo sale a la luz, se pone en un estado frágil que hace que el cerebro pueda añadir cosas relevantes», apunta Díaz-Mataix. Cuando se abre el baúl de los recuerdos es el momento de modificarlos. Si, por ejemplo, alguien va en un coche escuchando a todo volumen la canción Balada Boa de Gusttavo Lima y se estampa contra un árbol, cada vez que escuche el estribillo ‘Tchê tcherere tchê tchê’ tendrá pavor. «Sin embargo, si cada vez que la víctima va a un bar a tomar algo ponen esa canción, el cerebro recupera el recuerdo y aprende que ya no es negativa. Eso es la reconsolidación», añade el investigador. Este proceso se puede facilitar con fármacos que actúan sobre los receptores de noradrenalina, como el propranolol, que ya se suministró a víctimas del atentado del 11 de marzo de 2004 en Madrid. Los síntomas de su trastorno de estrés agudo remitieron en el 64% de los casos, según un estudio de la mutua Ibermutuamur.

Para Díaz-Mataix, es muy posible que el proceso para almacenar recuerdos desagradables que han observado sea en realidad un mecanismo general del sistema nervioso para generar otro tipo de recuerdos, ya sean de asco, ira o alegría. «El problema es cómo estudiar estas emociones primarias en una rata», lamenta. Si tiene razón, será todavía más cierta aquella sentencia de Ramón y Cajal: «Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro».

Autor:   Manuel Ansede

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Source: www.madrimasd.org

Reestructuración cognitiva: un caso de estrés postraumático

Dra. Esperanza Dongil Collado

Universidad de Valencia

Ansiedad y Estrés, 2008, 14(2-3), 265-288

 

Resumen: Se presenta un caso de intervención psicológica llevado a cabo con una mujer de 36 años, que acude a consulta diagnosticada de vaginismo tras haber recibido tratamiento psicológico basado en exposición sin resultados satisfactorios. En la primera entrevista se le diagnostica un trastorno por estrés postraumático (TEP) por violación, encontrándose síntomas de reexperimentación muy intensos, con pesadillas y flashbacks frecuentes, destacada hipervigilancia, evitación de casi todas las actividades cotidianas (trabajar, salir de casa, etc.), así como niveles de activación fisiológica muy elevados. Presenta también un trastorno depresivo mayor (TDM). El tratamiento mediante reestructuración cognitiva que se ha utilizado resalta el papel de la autorregulación emocional en los trastornos emocionales (Moses y Barlow, 2006) y recoge una síntesis de los principales modelos y técnicas de reestructuración cognitiva: (1) explicación de los cambios y las secuelas que se producen  a nivel cognitivo, fisiológico y motor tras haber sido víctima de una experiencia traumática, destacando el papel del aprendizaje emocional en el desarrollo del problema; (2) entrenamiento en observación de pensamientos, imágenes, respuestas fisiológicas y conductas, relacionados con el aprendizaje emocional traumático, tratando de interpretarlos como una reacción adaptativa; (3) reinterpretación correcta de las reacciones cognitivas, emocionales y conductuales que se van desarrollando en su vida cotidiana, dotando así a la paciente de estrategias cognitivas de manejo de esas reacciones; (4) reforzamiento de las iniciativas propias a la hora de volver a exponerse a situaciones emocionales; y (5) persuasión sobre la eficacia del tratamiento. Tras 32 sesiones (las 28 primeras con periodicidad semanal), se consiguieron los objetivos terapéuticos, destacando eliminación del TEP, el TDM y el vaginismo.

 

Palabras clave: tratamiento, reestructuración cognitiva, trastorno por estrés postraumático, violación sexual, trauma, depresión

 

Artículo completo:

http://www.ucm.es/info/seas/ta/trat/Tratamiento_cognitivo-conductual_caso_trastorno_estres_postraumatico_violacion.pdf

 

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Los psicólogos aconsejan no dejar de actuar tras sufrir ‘miedo escénico’

Tras sufrir un ataque de ansiedad o de pánico, la persona que lo ha padecido, como puede ser un cantante en el escenario, tiende a desarrollar miedo por lo mal que lo ha pasado, pero para combatirlo los psicólogos recomiendan pensar en positivo y volver a afrontar el actuar ante el público.

Así lo ha destacado el presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), Antonio Cano Vindel, quien ha asegurado que el «miedo escénico» tiene cura. Preguntado por el caso de Joaquín Sabina, que este sábado anticipó el final de su actuación en Madrid por no encontrarse bien y él mismo decir que sufría «un Pastora Soler», Cano ha apuntado que lo importante es saber «manejar» la ansiedad.

El «miedo escénico» es una reacción de ansiedad que se da ante»una situación social, cuando alguien tiene que hablar o actuar ante un público», pero que, si se acompaña de miedo, puede pasar a ser «una reacción de pánico», ha explicado.

Antonio Cano ha advertido de que si evitamos volver a hablar en público o actuar lo que hacemos en realidad es dar «más importancia» a nuestro miedo. En cambio, si somos capaces de afrontar ese miedo o angustia a través de información y de técnicas para manejarlo termina desapareciendo.

Sin embargo, ha reconocido que la persona que sufre una reacción de pánico tiene sensación de pérdida del control y lo define como la «situación más angustiosa de su vida»; algunos pueden llegar a pensar que están sufriendo un infarto, que se van a marear o que se están volviendo locos, ha añadido.

Tras padecer una situación así, «hay que pensar bien». «Tenemos que seguir afrontando el actuar ante el público y no coger miedo», ha resaltado. Un ataque de ansiedad «se pasa en unos minutos generalmente», es como el nerviosismo antes de un examen, pero «más intenso», y, tras concluir, llega «la calma y uno se queda más tranquilo».

Source: www.elmundo.es

Pánico escénico: factores que influyen

 

Catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, Cano ha detallado que hay factores que influyen a la hora de sufrir ansiedad o pánico, como son fumar, tomar drogas o el estrés, y que está demostrado que las mujeres, quizá por un tema hormonal, lo padecen casi el doble que los hombres.

Ha insistido en que estas patologías -pueden darse desde la adolescencia- "sí tienen cura", si se sigue un tratamiento, pero ha advertido de que más de la mitad de las personas toman tranquilizantes o psicofármacos desde hace años y no resuelven el problema.

Cano apuesta por un tratamiento de tipo psicológico, cognitivo y conductual y, sobre todo, por que la persona asuma que se tienen reacciones emocionales de ansiedad igual que si se enfadan, se alegran o se ponen tristes. "No hay que pensar que tener una reacción de ansiedad es una debilidad, ya que si se conocen los síntomas y no se magnifican se reduce y la propia ansiedad será una ayuda a la hora de concentrarse en la tarea a realizar", ha concluido

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¿Miedo a la época navideña? Podrías sufrir ansiedad social

Las celebraciones, fiestas de empresa y cenas con familiares y amigos son motivo de alegría para la gran mayoría, especialmente en Navidad. Sin embargo, estos eventos suponen un verdadero calvario para quienes padecen la denominada ansiedad social

 

 

http://ow.ly/FEc1H

 

Las celebraciones, fiestas de empresa y cenas con familiares y amigos son motivo de alegría para la gran mayoría, especialmente en Navidad. Sin embargo, estos eventos suponen un verdadero calvario para quienes padecen la denominada ansiedad social

 

En lugar de pasar un buen rato, sienten preocupación, temor e inseguridad en situaciones festivas, tan habituales durante el periodo navideño. Son las personas que padecen ansiedad social, quienes en estas situaciones también pueden presentar síntomas como sudor, temblor, aumento de la tasa cardiaca, de la temperatura o enrojecimiento, entre otros.

 

«La ansiedad es una emoción normal que nos pone en alerta cuando anticipamos una posible amenaza. Pensamos más deprisa y nos activamos a nivel fisiológico para tener más recursos que nos permitan actuar de una manera más diligente», señala Antonio Cano Vindel, catedrático de Psicología en la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés.

 

El especialista explica que existen varios tipos de ansiedad. La que se considera normal, surge ante situaciones como un examen, «donde al principio puedes pasarlo mal al creer que vas a suspender, pero entonces estudias, te activas, te concentras más y después en la propia prueba piensas muy rápido y escribes más deprisa».

 

ATRIBUYENDO PENSAMIENTOS PROPIOS A LOS DEMÁS

No obstante, Cano subraya que, cuando la ansiedad se experimenta a niveles demasiado altos, muy intensos, extremadamente frecuentes, dura en exceso o no es adecuada a las situaciones, produce un bloqueo del rendimiento en lugar de ayuda. «Entonces la ansiedad ya no es tan adaptativa y empieza a haber un desorden emocional», apunta.

 

En este sentido, aclara que «el trastorno de ansiedad social es un desorden emocional relacionado con la ansiedad ante situaciones sociales».

 

Quienes padecen la también denominada fobia social «tienen miedo de hacer cosas normales delante de otras personas. Así, por ejemplo, pueden temer firmar un cheque frente a la cajera del supermercado, comer o beber delante de otros o usar un baño público», detallan los especialistas del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos.

 

Del mismo modo, el doctor Cano comenta que quienes tienen este trastorno «lo pasan mal en cualquier situación en la que haya amenazas subjetivas para ellos. Para uno la amenaza son los extraños; para otro tener que comer sopa delante de otras personas porque le tiembla la mano; para un tercero ponerse rojo cuando le presentan a alguien. Otras amenazas son no saber qué decir, sudar demasiado, etc».

 

«Cada paciente tiene sus amenazas subjetivas. A veces son múltiples y a veces esta situación desasosegante que siente es única», matiza.

 

No obstante, el psicólogo afirma que el problema no es tanto la situación en sí como la interpretación que la persona con ansiedad social hace de ella.

 

Según explica el doctor Cano, las personas con ansiedad social cometen varios errores. «Uno de ellos es de tipo interpretativo y consiste en pensar que su conducta no es apropiada, aunque los demás consideren que sí lo es».

 

«En segundo lugar, hay un error o sesgo de tipo atencional que hace que el sujeto, durante la situación social, o incluso anticipadamente, esté todo el tiempo pensando en su problema», comenta.

 

Asimismo, señala que estos dos desajustes, el interpretativo y el atencional, hacen que aumente la alerta, la ansiedad y la preocupación por quedar mal.

 

Pero quienes padecen ansiedad social también suelen cometer la equivocación de atribuir a los demás sus propios pensamientos.

 

«Los demás van a pensar que soy tonto porque no hablo, porque solo digo cosas insulsas. O bien, los demás me van a rechazar si doy algún signo de ansiedad como el temblor», son algunos de los ejemplos que pone el doctor Cano.

 

«Son pensamientos propios, pero se los atribuye a los demás, a las personas que están en esa concreta situación social», matiza.

 

En este sentido, el especialista asegura: «cuantos más errores cognitivos tenga esa persona, más van a aumentar los signos de ansiedad, como la preocupación, el temor, la inseguridad y la sensación de que los demás están pendientes de ella».

 

Según el especialista también pueden aparecer síntomas físicos, como el rubor, el temblor, el sudor, la inquietud motora, el aumento de la tasa cardiaca, de la tasa respiratoria y de la temperatura.

 

«Se produce un círculo vicioso, una espiral que dibujan cada vez más grande. Tienen cada vez más preocupación, más activación fisiológica y eso hace que tengan más errores cognitivos de tipo interpretativo, atencional y atributivo», indica.

 

Por todo ello, muchas personas con ansiedad social tienden a evitar las situaciones en que se tienen que reunir con otras personas.

 

No obstante, el doctor Cano señala que evitar esos momentos «es negativo, porque se refuerza el miedo. En cambio, exponerse a ellas puede ser terapéutico si previamente se van corrigiendo los errores cognitivos».

 

Para enfrentarse a estas situaciones, el psicólogo insiste en que «hay que pensar mejor».

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Source: www.eluniversal.com.mx

Ansiedad social

 

CONSEJOS Y PAUTAS DE CURACIÓN

Para los sujetos que viven este tipo de situaciones, el doctor Cano ofrece algunos consejos prácticos de cara a la Navidad.

La idea primordial es corregir los errores cognitivos que pueden ser de varios tipos:.

 

a) "Se me va a notar la ansiedad"

Este es un error recurrente ante el que el doctor afirma que la ansiedad, por lo general, no se nota.

 

b) "Los demás van a estar pendientes de mi conducta"

"Esto no es así", comenta el experto. "Los demás no están pendientes de tu conducta. Eres tú el que está pendiente de tu propio actuar y no debes estarlo", precisa.

 

c)"No sabré qué decir" 

Ante esta afirmación, el psicólogo recomienda hablar de cualquier cosa que se nos ocurra, en lugar de darle vueltas.

 

d)"Los demás me rechazarán si me notan algo de ansiedad" 

Esto tampoco es cierto. "Tú no rechazas a los demás cuando les notas nerviosos, sino que sientes empatía por ellos", asegura.

 

Además, el especialista aconseja a las personas con ansiedad social centrar su atención en la fiesta y no en sus propios pensamientos.

 

"Si te centras en tus pensamientos, tu ansiedad va a aumentar. Pero si centras tu atención en la conversación, no vas a pensar en tus errores y estarás más a gusto", subraya.

 

"En general, es necesario cambiar la interpretación. Las fiestas son para divertirse, no para ir a sufrir. Todo el mundo tiende a pasarlo bien y tú también puedes hacerlo", les dice a las personas con ansiedad social.

 

Otra de sus recomendaciones es no abusar del alcohol. "Aunque el alcohol desinhibe, no lo uses para reducir tu ansiedad", destaca. Asimismo comenta que, si bien una dosis pequeña puede ayudar, emborracharse es un error si se trata de comportarse adecuadamente en situaciones de relación social.

 

El especialista insiste en que el alcohol no resuelve el problema, al contrario. Señala que algunas personas con ansiedad social también han desarrollado problemas de alcoholismo.

 

Del mismo modo, el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos expone que puede darse un problema de abuso de sustancias si la persona afectada intenta "automedicarse" por su ansiedad.

 

"La ansiedad social tiene cura", afirma categóricamente el doctor Cano, quien asevera que para superar este trastorno "hay que ponerse en manos de especialistas bien cualificados que apliquen tratamientos probados científicamente".

 

"Hay tratamientos eficaces, pero las personas con ansiedad social los demandan muy poco porque se avergüenzan de su problema, no quieren hablar de ello, no quieren acudir a un especialista y, a veces, ni siquiera quieren reconocer que lo tienen ", detalla.

 

Por el contrario, el doctor Cano insiste en que no hay que confiar en quienes prometen milagros: "No hay que fiarse de quienes afirman resolver el problema en una sola sesión, ni fiarse de técnicas que no se han validado, como la hipnosis".

 

El especialista concluye que "los grupos de autoayuda, por sí mismos, tampoco funcionan. La cura, insisto, pasa por ponerse en manos de psicólogos cualificados".

 

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El pánico escénico puede durar toda la vida si no se trata con ayuda de psicólogos

El pánico escénico es un trastorno de ansiedad social extrema que se caracteriza por el temor a hablar o actuar en público y por la sensación de pérdida de control a nivel cognitivo, fisiológico y conductual, problema que «puede durar para toda la vida si la persona no se somete a tratamiento con la ayuda de un psicólogo», señala el especialista en Psicología y presidente de la Sociedad Española de Ansiedad y Estrés, Antonio Cano Vindel.

 

El experto explica a Europa Press que este trastorno, del que recientemente se ha visto afectada la cantante de copla y flamenco Pastora Soler -razón por la cual ha abandonado los escenarios-, se manifiesta a nivel fisiológico mediante síntomas como aumento de la temperatura, taquicardias, sudoración, así como dificultades en el sistema nervioso muscular, como sequedad bucal, temblor, o dificultad para tragar, entre otras. Asimismo, el sujeto afectado puede llegar a pensar que se va a hacer pis encima o que tiene que ir urgentemente al baño a vomitar.

 

Por otro lado, el paciente experimenta dificultades en la conducta. El comportamiento puede no ser el más adecuado para hacer una determinada tarea porque se siente paralizado o está más pendiente de él/ella que de la interacción con los demás -en este caso con el público-.

 

«La conducta adecuada pasaría por centrarse en la tarea, comunicarse con el público, algo que llevaría a una activación que ayudaría al sujeto en todos los sentidos», concreta.

 

Sin embargo, a pesar de los numerosos síntomas físicos, los demás no tienen por qué percibir este tipo de ansiedad en quien lo sufre, sostiene. «Esta persona suele pensar que los de su alrededor se dan cuenta, sin embargo, no se puede saber si dicha persona tiene una tasa cardíaca muy aumentada o le cuesta tragar, por ejemplo». En este sentido, indica que se puede llevar años con este trastorno «sin que nadie lo haya notado».

 

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Source: www.infosalus.com

Ansiedad extrema al hablar en público. Miedo escénico

 

¿A QUIÉNES AFECTA ESTE TIPO DE TRASTORNO?

 

Según el doctor Cano Vindel, se trata de un problema que afecta a personas que en un determinado momento -o desde siempre- tienen dificultades para tener una relación social, una entrevista de trabajo, una cita, etc., algo que si se agrava puede derivar en no poder tener pareja, amigos o trabajo. En los últimos doce meses un 0,60 por ciento de personas en España ha sufrido este problema, expone, cifra que equivale a casi un uno por ciento de la población.

 

Respecto a los tratamientos recomendados contra este trastorno, Cano los divide en tres técnicas que son llevadas a cabo por parte de profesionales de Psicología, y que "solo si resultan totalmente eficaces acabarán con este mal".

 

En primer lugar, destaca las técnicas a nivel cognitivo, concentradas en la reestructuracion cognitiva". Se basan en la psicoeducación, en mostrarle al afectado que la ansiedad la produce él mismo, cometiendo dos tipos de errores: magnificar la amenaza -"si me bloqueo delante de este público me muero"-, y pensar constantemente en su problema -"me voy a poner muy nerviosa en este acto, lo voy a pasar fatal"-, algo que genera más ansiedad. Esta técnica entrena en que no se cometan estos errores y que, en caso de caer en ellos, se vayan corrigiendo.

 

En segundo lugar, se encuentran las técnicas de relajación, que, a su juicio, "consiguen lo mismo que los fármacos -reducir la activación- pero de manera permanente, no a intervalos de unas horas".

 

Por último, Cano subraya la eficacia de las técnicas conductuales. "El entrenamiento en habilidades sociales, como hablar en público, actuar delante de un escenario, etc., sumado a la práctica, la corrección y el refuerzo por lo que se hace bien, hace que cada vez se haga mejor la actividad para la que se presentan dificultades".

 

Actualmente, concluye el especialista, estas técnicas terapéuticas están incluyéndose en la Atención Primaria (AP) de forma experimental en 17 centros de seis comunidades autónomas, en el marco del Ensayo PsicAP.

 

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Uso excesivo de tranquilizantes | EROSKI CONSUMER

Uso excesivo de tranquilizantes | EROSKI CONSUMER.

 

A pesar de que la evidencia sostiene que el tratamiento psicológico es más eficaz para los trastornos emocionales, todavía se prescriben demasiados tranquilizantes

 

Por MONTSE ARBOIX.  5 de diciembre de 2014

Imagen: Okko Pyykkö

http://www.consumer.es/web/es/salud/psicologia/2014/12/05/221060.php ;

 

España es, detrás de Portugal, el segundo país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en consumo de tranquilizantes. Sin embargo, está demostrado que para los trastornos emocionales es más eficaz el tratamiento psicológico. En este artículo se aportan detalles sobre el número de afectados por trastornos de ansiedad y depresión, por qué el tratamiento cognitivo-conductual es más efectivo y cómo los expertos quieren ponerlo a prueba en España.

El empleo medio de tranquilizantes en España por cada 1.000 habitantes supera en un 214,2% el máximo recomendado. A su vez, sin dejar nuestro país, el uso de antidepresivos ha aumentado un 227% en los últimos 12 años. Estos datos se han hecho públicos en el X Congreso Internacional de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS). El uso indiscriminado de estos fármacos puede convertirse en un problema de salud pública. De hecho, los tranquilizantes (como los sedantes, los hipnóticos y los ansiolíticos) acumulan el mayor volumen de problemas de abuso. Los últimos datos disponibles señalan que, solo en el año 2010, los tranquilizantes consumidos con receta médica oficial supusieron 794,37 millones de euros para el Sistema Nacional de Salud. Es decir, que el gasto conjunto (de medicamentos recetados y de venta libre) rondaría los 1.151,26 millones de euros.

Ansiedad y depresión en España

¿Se corresponde tanto tranquilizante con el porcentaje de afectados en España? Según Antonio Cano Vindel, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la SEAS, en la población general, los trastornos de ansiedad registran una prevalencia del 6,2% en los últimos 12 meses, mientras que para la depresión es del 4,4%. Sin embargo, entre las personas que acuden a su centro de salud de Atención Primaria, la prevalencia de los trastornos de ansiedad en los últimos 12 meses es del 18,5% y para los trastornos depresivos, del 13,4%. Es decir, tres veces más que en la población general.

 

 

 

Algunos problemas psicosociales, como el desempleo o el divorcio, ocasionan emociones negativas intensas.

 

En EE.UU., los datos son tres veces superiores a los de nuestro país. Pero parece ser que, en España, los problemas emocionales no se diagnostican ni se tratan de manera adecuada. «Los pacientes con trastornos de ansiedad o depresivos -en dos de cada tres casos- son atendidos sobre todo por su médico en Atención Primaria. En este nivel no hay psicólogos y algunos estudios han encontrado que el médico de familia solo detecta de forma correcta el 20% de los casos de depresión. Los motivos de la baja detección es que estos trastornos son poco conocidos por los afectados e, incluso, por los propios médicos, que se quejan de falta de formación y de tiempo para la consulta, con una media de cinco minutos por paciente», señala Cano.

Parecería que en el Sistema Nacional de Salud no se gestionan bien los problemas emocionales. El presidente de la SEAS insiste además en la falta de tratamiento: «El 40% de estos pacientes no recibe tratamiento alguno, ni farmacológico, ni psicológico. Y entre quienes sí reciben alguno, en la gran mayoría, no es muy adecuado». Este especialista explica que, pese a que el tratamiento de elección para los trastornos de ansiedad es el psicológico, con técnicas cognitivo-conductuales, sin recurrir a tranquilizantes, solo el 0,9% de los pacientes con trastornos de ansiedad han recibido en el último año tratamiento exclusivamente psicológico, mientras que el 60,1% han sido tratados con psicofármacos de tipo tranquilizante y antidepresivo.

Tratamiento de los trastornos emocionales

Entonces, ¿cuáles son los puntos débiles en la gestión de estos problemas emocionales? Este especialista detalla que los problemas psicológicos se desarrollan y se corrigen si se tienen en cuenta unos pocos factores de tipo cognitivo y conductual. Sin embargo, su abordaje en nuestro sistema de salud suele ser desde un punto de vista biológico.

Algunos problemas psicosociales, como el desempleo o el divorcio, ocasionan emociones negativas intensas, que pueden acabar en trastornos de ansiedad o depresivos. Para prevenirlos y para tratarlos, se debe utilizar la psicoeducación y el entrenamiento en habilidades para manejar las emociones. Sin embargo, a menudo, se usan tranquilizantes, antidepresivos, somníferos o analgésicos para paliar los síntomas emocionales y no se enseña a afrontar los problemas.

Para aliviarlos se recurre «casi en exclusiva», advierte el doctor Cano, al tratamiento farmacológico, a pesar de que no es lo que recomienda la evidencia científica. Y no por razones económicas, puesto que paliar los síntomas con psicofármacos a largo plazo sale más caro que resolverlos de manera eficaz, ni porque solo hay cinco minutos para atender al paciente, ya que se pueden tratar en grupo, para que cada paciente reciba 60 minutos.

A pesar de la tendencia actual, hay alternativas de tratamiento apoyadas con la mejor evidencia científica disponible hasta el momento: las guías de tratamiento NICE para los trastornos de ansiedad y la depresión leve o moderada señalan que existe evidencia suficiente para afirmar que los tratamientos psicológicos de tipo cognitivo-conductual son eficaces y que no se deberían usar los tranquilizantes.

Tratamiento cognitivo-conductual versus farmacológico

El porcentaje de casos curados con tratamiento cognitivo-conductual es superior que con medicamentos

Aunque el tratamiento farmacológico puede reducir los síntomas, hay millones de personas que llevan muchos años con psicofármacos y, sin embargo, continúan con sus problemas emocionales, incluso se desarrollan otros nuevos. De esta manera, se tiende a la cronicidad y a la comorbilidad de nuevos trastornos. Además, el porcentaje de casos curados con tratamiento cognitivo-conductual es superior al de casos curados tratados con medicamentos.

Entre los pacientes todavía no curados, «la remisión de síntomas es también superior en los casos tratados con técnicas psicológicas. Al final, el tratamiento psicológico permite a los pacientes dejar de consumir psicofármacos, disminuye la frecuencia de las consultas médicas, el uso de técnicas de diagnóstico y de tratamientos sanitarios por diversas causas relacionadas con los problemas emocionales», especifica este experto. Y no solo eso: lo más importante es que se consigue una mejor recuperación laboral, familiar o social del individuo, lo que supone un ahorro aún mayor en costes sociales y una gran mejora de la productividad y de la calidad de vida.

 

 

http://www.consumer.es/web/es/salud/psicologia/2014/12/05/221060.php ;

Source: www.consumer.es

Proyecto PsicAP: estudio sobre el tratamiento psicológico en Atención Primaria

En la actualidad, la SEAS y Psicofundación trabajan en un proyecto para probar un protocolo de tratamiento psicológico para los trastornos emocionales (ansiedad y estado de ánimo) en Atención Primaria (PsicAP). La hipótesis es que la terapia cognitivo-conductual será más eficaz y eficiente que el tratamiento habitual y que las ganancias se mantendrán durante el seguimiento. Con este ensayo clínico se pretende mostrar a la sociedad y a los responsables del sistema sanitario que en España se es capaz de hacer lo que ya se está haciendo en el Reino Unido: ahorrar recursos tratando los problemas emocionales de acuerdo con la evidencia. En este país han apostado por abordar estos trastornos de otra manera: con una mejor prevención, información y mediante habilidades para tratar, en vez de recetar solo fármacos.

Para ello, según informa el doctor Cano, se pretende contar con una muestra de 1.126 pacientes: 563 tratados con tratamiento psicológico y otros 563 tratados con el método habitual de Atención Primaria, en esencia, farmacológico. Se reclutarán en seis comunidades autónomas y 17 Centros de Salud de Atención Primaria. Antes de empezar el ensayo clínico, el estudio piloto previo ya aportó resultados esperanzadores: "Con la evaluación de más de 500 pacientes, aunque no todos cumplen los requisitos para entrar en el ensayo, el tratamiento cognitivo-conductual ya se ha mostrado más eficaz que el tratamiento convencional de Atención Primaria. Esperamos que un año se pueda completar la recogida de datos y, el año siguiente, hacer el seguimiento y comprobar que los buenos resultados obtenidos son estables".

 

Más información en: www.desordenesemocionales.es 

 

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Para conseguir un cambio tan importante en el sistema sanitario español, se requiere un cambio de mentalidad de toda la sociedad. Como apunta Antonio Cano Vindel, presidente de la SEAS, hoy en día, muchas personas confían en los psicofármacos como la solución para casi todos sus problemas emocionales, sean de ansiedad, depresión o relacionados con el sueño (insomnio), la alimentación, dolores musculares u otros problemas físicos (cardiovasculares, digestivos, dermatológicos) o psicológicos (disfunciones sexuales, somatizaciones, irritabilidad) derivados del estrés psicosocial.

Sin embargo, esa solución, en el mejor de los casos, suele ser temporal. "No podemos anestesiar nuestros problemas emocionales y esperar a que se resuelvan solos, sino que hay que tomar un papel activo en su solución, comenzar por mejorar nuestra información sobre las emociones y los problemas emocionales. Hay que buscar y leer información fiable", explica el experto.

Si es necesario, se han de adquirir habilidades cognitivas para manejar mejor las emociones (no magnificar los problemas) y de relajación (y de ejercicio físico) o conductuales para afrontar mejor estas dificultades. Con un breve entrenamiento, se aprenden a desarrollar y a usar de forma eficiente. A veces, por el ritmo de vida actual, cada vez hay más cargas y más demandas. Es posible que se pretenda demasiado. En este caso, habría que replantearse qué es importante e imprescindible y aprender a vivir con menos y más tranquilos.

 

http://www.consumer.es/web/es/salud/psicologia/2014/12/05/221060.php 

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