Llora: es terapéutico. Efesalud.com

¿Lloras? Haces bien. Salvo síntomas de enfermedad o mayor gravedad, neurólogo y psicólogo coinciden en que llorar es terapéutico y sirve para tranquilizarnos y desahogarnos. Desde China hasta los esquimales de Alaska, el llanto es extrapolable a casi todas las culturas. ¿Cómo es su proceso? ¿Por qué los hombres lloran menos?

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Podemos llorar por distintas razones, ya sean de tipo emocional (tristeza, alegría, empatía, tensión, rabia, impotencia), ya sean de tipo puramente fisiológico (cebolla, aire frío, sequedad del ojo).

 

Cuando lloramos en una situación emocional, el llanto forma parte de un conjunto de reacciones cognitivo-subjetivas, fisiolóicas y conductuales que conforman la experiencia emocional y su expresión.

 

En este contexto, llorar es bastante involuntario, tiende a aliviar tensiones, fomenta la comunicación, la empatía, así como el apoyo social, e intentar reprimir el llanto no es aconsejable, en general.

 

Pero existen diferencias importantes según se llore en un tipo de situación emocional u otro. Así, no es lo mismo llorar de tristeza por una pérdida significativa, que llorar al contemplar un acto de altruismo.

 

También existen diferencias entre hombre y mujer. Con frecuencia, la mujer tiene más necesidad de expresión emocional, por lo que se beneficia más de las funciones comunicativas o de desahogo que pueden tener el llanto. En cambio, el hombre tiende a ser más instrumental y a buscar más la solución a un problema que la expresión emocional.

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Asociación entre trastornos mentales y condiciones físicas crónicas en la población

Research from JAMA Psychiatry — Association of Mental Disorders With Subsequent Chronic Physical Conditions — World Mental Health Surveys From 17 Countries

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Asociación de trastornos mentales con subsecuentes condiciones físicas crónicas. Encuestas Mundiales de Salud Mental de 17 países Resumen

Importancia   Está claro que los trastornos mentales en los ámbitos de tratamiento (por ejemplo, Atención Primaria) están asociados con una mayor incidencia de condiciones físicas crónicas. Pero no está tan claro si este es el caso de los trastornos mentales en la comunidad (población general), y cómo de generalizadas (a través de una serie de resultados de salud física) están estas asociaciones. Esta información tiene importantes implicaciones para el cuidado de la salud mental y la prevención primaria de la enfermedad física crónica.

Objetivo   Investigar las asociaciones de 16 trastornos mentales  del DSM-IV, temporalmente previos, con la aparición posterior o el diagnóstico de 10 condiciones físicas crónicas.

Diseño, escenario y participantes   Se realizaron dieciocho encuestas cara a cara transversales, en hogares de adultos residentes en la comunidad, en 17 países (47 609 personas, 2 032 942 personas-años), a partir del 1 de enero de 2001 al 31 de diciembre, 2011. Se utilizó la Entrevista Diagnóstica Internacional Compuesta (CIDI) para evaluar retrospectivamente la prevalencia vida y la edad de inicio de los trastornos mentales DSM-IV -identificados. El análisis de datos se realizó a partir del 3 de enero de 2012 al 30 de septiembre de 2015.

Principales resultados y Medidas   La historia de por vida de las condiciones físicas se determinó a través de la auto-informe del diagnóstico del médico y año de inicio o diagnóstico. Los análisis de supervivencia estimaron las asociaciones de primera aparición temporalmente previa de trastornos mentales con la posterior aparición o el diagnóstico de condiciones físicas.

Resultados   La mayoría de las asociaciones entre los 16 trastornos mentales y la aparición posterior o diagnóstico de 10 condiciones físicas fueron estadísticamente significativas, con odds ratio (OR) (95% IC) que van de 1,2 (1,0-1,5) y 3,6 (2,0-6,6). Las asociaciones se atenuaron después del ajuste para el trastorno de comorbilidad mental, pero el estado de ánimo, ansiedad, consumo de sustancias y los trastornos del control de impulsos permanecieron significativamente asociados con la aparición de entre 7 y todas las 10 condiciones físicas (OR [IC del 95%] de 1,2 [1.1- 1.3] a 2,0 [1.4 a 2.8]). Un número creciente de los trastornos mentales que se experimentan en el transcurso de la vida se asoció significativamente con el aumento de probabilidades de aparición o el diagnóstico de los 10 tipos de condiciones físicas, con OR (IC del 95%) con 1 trastorno mental que van desde 1,3 (1,1 a 1,6) a 1,8 (1.4 a 2.2) y OR (IC del 95%) con 5 o más trastornos mentales que van desde 1,9 (1,4 hasta 2,7) a 4,0 (2,5 a 6,5). En las estimaciones de riesgo atribuible a la población, trastornos mentales específicos se asociaron con entre un 1,5% a un 13,3% de los inicios de condición física.

Conclusiones y relevancia   Estos hallazgos sugieren que los trastornos mentales de todo tipo están asociados con un mayor riesgo de aparición de una amplia gama de condiciones físicas crónicas. Los esfuerzos actuales para mejorar la salud física de las personas con trastornos mentales pueden estar centrados demasiado en el pequeño grupo de los trastornos mentales más graves. Las intervenciones dirigidas a la prevención primaria de las enfermedades físicas crónicas de manera óptima deben integrarse en el tratamiento de todos los trastornos mentales en la Atención Primaria y Secundaria desde temprano en el curso trastorno.

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Las personas fumadoras de tabaco tienen más depresión

Entrevista al Dr. Cano Vindel, docente de Psicología en UCM y Presidente de SEAS, sobre la relación entre estrés, ansiedad, consumo de tabaco y mujer.

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¿Cuál es la relación concreta del tabaquismo en los trastornos mentales en hombres y mujeres? ¿Por qué las mujeres sufren más la depresión y la ansiedad? Y en relación con el tabaco… ¿Fumar relaja como dicen los fumadores? ¿Por qué no dejan de fumar las mujeres en la misma proporción que lo hacen ellos? ¿Por qué las chicas adolescentes empiezan a fumar y los chicos no?  Para responder a todas estas preguntas y otras relacionadas, entrevistamos al Dr. Cano Vindel, docente de Psicología en la Universidad Complutense de Madrid y Presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS).

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Diversos estudios han mostrado la relación entre estrés y tabaquismo, pero todos estamos acostumbrados a oír a los fumadores asegurar que el consumo de cigarrillos tiene un efecto relajante sobre ellos, ¿por qué se tiene esa creencia?

Efectivamente, existen estudios en los que se ha mostrado, por un lado, una asociación entre elevados niveles de estrés en jóvenes e inicio en el consumo de tabaco, así como entre alto nivel de estrés con un aumento del consumo de nicotina. Además, por otro lado, resulta todavía más evidente la relación causal directa que existe entre el consumo prolongado de nicotina y el posterior desarrollo de trastornos emocionales y del estrés, especialmente trastorno de pánico, trastorno de estrés postraumático y depresión.

Hay relación causal directa entre el consumo prolongado de nicotina y el posterior desarrollo de trastornos emocionales y del estrés

 

¿Por qué los fumadores tienen entonces la creencia de que fumar les relaja, cuando realmente sucede lo contrario?

Probablemente, porque “tienen” que fumar, “necesitan fumar”, para no tener aún más ansiedad, para no sufrir elsíndrome de abstinencia de la nicotina, caracterizado por malestar subjetivo, alta activación fisiológica y elevado estado de ansiedad. La nicotina es una droga que tiende a generar primero abuso, después una fuerte dependencia y, si se deja de consumir, un desagradable síndrome de abstinencia. El fumador necesita consumir y ello le lleva a justificar su consumo, ya sea negando o infravalorando los efectos negativos del tabaco sobre su salud o la de las personas que le rodean (incluidos sus propios hijos cuando son bebés), ya sea magnificando los efectos positivos del tabaco (“me relaja”, cuando en realidad aumenta la ansiedad).

Sabemos que cuestiones como la educación o economía influyen en el nivel de tabaquismo dentro de la población, pero ¿influyen también en enfermedades como la ansiedad o la depresión? ¿Se han estudiado relaciones entre tabaco y ansiedad?

Sí, en general, la educación y el nivel económico están relacionados con la salud en general, el tabaquismo (aunque depende también de los países) o los trastornos emocionales, como los trastornos de ansiedad y del estado de ánimo. Por lo general, las personas con menor nivel educativo o económico tienden a tener más problemas en estos campos. Además, probablemente son reacciones en cadena: con menor nivel educativo y económico es más probable el consumo de tabaco, especialmente a una edad temprana; a su vez, fumar diariamente multiplica por 2 la probabilidad de desarrollar un ataque de pánico o por 14 la probabilidad de desarrollar un trastorno de pánico.

¿Y con la depresión?

La relación entre consumo de tabaco y depresión es también clara. La depresión puede ser un precursor al trastorno por abuso de sustancias (incluido el tabaco) en algunos jóvenes, y el abuso de sustancias puede complicar el curso subsecuente de la depresión. Un nivel de cortisol elevado (alto nivel de estrés) antes del inicio del trastorno por abuso de sustancias (incluida la nicotina) puede indicar una vulnerabilidad al trastorno por abuso de sustancias. El incremento de las experiencias estresantes aumenta a su vez el riesgo para el trastorno por abuso de sustancias en estos jóvenes vulnerables. La alta prevalencia de trastornos por abuso de sustancias en individuos depresivos (un dato que se observa habitualmente) puede explicarse, en parte, por los altos niveles de estrés y una actividad incrementada del eje que regula la psicofisiología del estrés (cortisol).

La ansiedad no siempre precede al inicio del consumo de tabaco, mientras que el estrés vital sí.

 

¿Afecta el estrés y la ansiedad en la decisión de fumar? A empezar o a fumar más…

El rasgo de ansiedad suele estar relacionado con tabaquismo, aunque no siempre se confirma como un factor de riesgo para el inicio y mantenimiento del consumo de tabaco. Tal y como señala la revisión sistemática sobre la conducta de fumar, el estrés y el afecto negativo, llevada a cabo por Kassel et al. (2003), parece ser que la ansiedad no siempre precede al inicio del consumo de tabaco mientras que el estrés vital sí.

Al contrario, ¿El tabaco favorece el estrés y la ansiedad?

El consumo de tabaco claramente está asociado con la probabilidad de desarrollar problemas de estrés y ansiedad. Además, en una relación de tipo causal, pues el tabaquismo suele preceder a los trastornos de la ansiedad y el estrés, como el trastorno de pánico; mientras que el pánico no suele conducir al desarrollo posterior de tabaquismo.

Los últimos datos indican un claro descenso de fumadores varones frente al porcentaje de fumadoras ¿Existe alguna explicación?

No creo que tengamos una única explicación, aunque existen una serie de hechos conocidos que pueden ayudar a entenderlo. La mortalidad por cáncer de pulmón hasta ahora era un problema marcadamente masculino. Aunque en los últimos años se está duplicando esta tasa en la mujer, cada poco tiempo; pero todavía no es tan visible. Algunas personas fuman para afrontar el estrés, otras para no engordar, otras no se atreven a dejarlo porque engordan, otras fuman más porque son más impulsivas, otras fuman en situaciones sociales por dar mejor imagen (algo que ha cambiado en los últimos años). Algunos de estos factores afectan más a las mujeres.

Las personas fumadoras tienen tasas de depresión más altas”

 

 

¿Tiene algo que ver la ansiedad y la depresión?

Sí, claro; por ejemplo, las personas con más estrés laboral es más probable que fumen, especialmente las mujeres. Hoy en día, el estrés laboral es mayor en mujeres que en hombres. Ya hemos dicho que las personas con trastornos emocionales y del estrés es más probable que fumen. La prevalencia de trastornos de ansiedad es casi dos veces superior en las mujeres que en los hombres.

Los jóvenes varones adolescentes hacen más deporte, son menos ansiosos,  están menos preocupados por la presión de sus compañeros…”

 

Muchas veces achacamos los datos que indican que los hombres dejan de fumar mientras que las mujeres se incorporan a estos hábitos a razones históricas. En este sentido se ligaba a la liberación de la mujer.

Lo que está claro es que las mujeres que tiene ahora una edad que supera o se sitúa en la esperanza media de vida para la mujer, superior a 80 años, en su gran mayoría ni fuma ni ha sido nunca fumadora. Pero, sin embargo, las mujeres jóvenes fuman tanto o más que los hombres. Este gran cambio en la prevalencia del tabaquismo en la mujer española se ha producido en las últimas décadas, coincidiendo con los cambios sociales de equiparación de la mujer con el hombre (incorporación de la mujer al mundo laboral, universitario, etc.).

 

Pero actualmente, jóvenes de 13 años se siguen sumando a esta actividad, ¿por qué esa joven comienza a fumar, mientras que el varón de la misma edad no?

Los jóvenes varones adolescentes hacen más deporte, son menos ansiosos, están menos preocupados por la presión de sus compañeros y se identifican más con el cambio social que está viviendo nuestra sociedad en contra del tabaco.

La mayor prevalencia de depresión en la mujer frente al hombre alcanza un rango medio de 1,9 a favor de las mujeres

 

Según la Organización mundial de la Salud, más de 73 millones de mujeres sufren de depresión por cuestiones como la edad, la genética o las diferencias cerebrales entre hombres y mujeres ¿hasta qué punto afecta esta enfermedad en cada una de estas cuestiones?

La mayor prevalencia de depresión en la mujer frente al hombre se observa en todos los países de todos los continentes en los que se ha estudiado con una misma metodología, promovida por la OMS (en 15 países diferentes). Además, la proporción entre mujer y hombre no es pequeña sino que alcanza un rango medio de 1,9 (casi el doble, a favor de las mujeres). Esta desproporción se observa tanto en ancianos como en jóvenes, si bien en éste último caso se hace algo menor. Por lo tanto, es muy probable que los factores que explican estas fuertes    diferencias tengan un fuerte componente biológico, sin excluir factores ambientales.

Si son fumadoras, ¿sufren más depresiones? ¿Es un factor más para caer en depresión o viceversa?

Sí, como ya hemos dicho, las personas fumadoras tienen tasas de depresión más altas que las no fumadoras. Además, las personas que han tenido algún problema de depresión ven más difícil dejar de fumar y es más probable que fracasen en sus intentos de abandono del consumo de tabaco. En los países en los que está disminuyendo el tabaquismo por la aplicación de las políticas antitabaco que exige la OMS (como las dos leyes que se han implantado en España), cuando se va alcanzando un momento en el cuál la gran mayoría de la población no fuma o fuma cada vez una menor proporción, la tasa de fumadores con depresión tiende a hacerse aún mayor en este grupo residual de fumadores. En adultos jóvenes, se observa una mayor probabilidad de comenzar a fumar en aquellos que presentan historia previa de depresión mayor. A su vez, algunos fumadores que intentan dejar de fumar tienden a deprimirse. La evidencia de una relación bidireccional en jóvenes entre depresión e iniciación de la conducta de fumar (la depresión como factor de riesgo para comenzar a fumar y fumar como factor de riesgo para sufrir depresión), sugiere la posibilidad de que pueda haber una vulnerabilidad que es común a ambos trastornos.

Desde el punto de vista de la psicología, ¿existe la posibilidad de que la mujer sea más propensa al consumo de cigarrillos que los hombres por esas diferencias cerebrales?

Las diferencias en la prevalencia de tabaquismo entre distintos países son notables, como se ha demostrado en los estudios promovidos por la OMS. Pero en todos esos países la prevalencia de depresión es mayor en la mujer (1,9 veces superior). Sin duda, existe la posibilidad de que la mujer sea más propensa al consumo de cigarrillos que los hombres, en la sociedad actual, como consecuencia de una mayor prevalencia de la depresión en la mujer (pues la depresión es un factor de riesgo para el consumo de tabaco), en aquellos países en los que los factores sociales favorecen el consumo de la mujer.

 

Por Alba Moreno

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Source: www.noticiasdesaludyciencia.com

La mujer suele tener una mayor prevalencia de estrés laboral que el hombre 

¿Se puede decir que sufren más estrés las mujeres en el mundo laboral que los hombres? De ser así, ¿qué circunstancias son las que hacen que se produzca ese estado?

En general, en todas las encuestas realizadas en España sobre estrés laboral la mujer suele tener una mayor prevalencia de estrés laboral que el hombre. La mujer asume más responsabilidades domésticas (organización, funcionamiento, limpieza, educación de los hijos, salud de todos, etc.) que el hombre, por lo que tiene más problemas de conciliación de las demandas laborales. Por otro lado, la mujer por lo general es más perfeccionista, es más nerviosa o ansiosa, más insegura, es capaz de atender más tareas a la vez (lo que aumenta más la ansiedad), es más obsesiva y perfeccionista (le da más vueltas a los problemas, se exige más grado de control, que no siempre es posible, etc.), tiene mayor temor a las sensaciones físicas propias de la ansiedad o la alta activación fisiológica producida por el estrés, sufre más cambios emocionales asociados a cambios hormonales (disforia de género), está más descontenta con su imagen corporal, le concede más importancia a dicha imagen, etc.

 En líneas generales, ¿cómo se puede evitar la ansiedad y la depresión?

En primer lugar, teniendo buena información sobre qué son las emociones (como la ansiedad, tristeza, ira, culpa, etc.) y el estrés. Profundizando también en cuáles son los factores que pueden ayudar a disminuir las reacciones emocionales y el estrés. En segundo lugar, desarrollando habilidades cognitivo-conductuales para el manejo de las emociones y el estrés, como por ejemplo, habilidades de relajación, o para el manejo de la atención (que está muy relacionada con la ansiedad), habilidades para reevaluar cognitivamente los problemas que nos estresan o nos generan emociones negativas, y en general desarrollar nuestra capacidad para autorregular nuestras emociones y nuestro estilo de vida.

Muchas veces achacamos los datos que indican que los hombres dejan de fumar mientras que las mujeres se incorporan a estos hábitos a razones históricas. En este sentido se ligaba a la liberación de la mujer.

Lo que está claro es que las mujeres que tiene ahora una edad que supera o se sitúa en la esperanza media de vida para la mujer, superior a 80 años, en su gran mayoría ni fuma ni ha sido nunca fumadora. Pero, sin embargo, las mujeres jóvenes fuman tanto o más que los hombres. Este gran cambio en la prevalencia del tabaquismo en la mujer española se ha producido en las últimas décadas, coincidiendo con los cambios sociales de equiparación de la mujer con el hombre (incorporación de la mujer al mundo laboral, universitario, etc.).

 

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Por Alba Moreno

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Ocho señales de que necesita vacaciones con urgencia

La sombra del estrés es alargada. He aquí un puñado de tediosas consecuencias. Un consejo frene

 

Jesús Méndez González. El País

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En el fondo, queramos o no, somos algo así como animales de la selva viviendo en ciudades. Hay innumerables pruebas que lo avalan. Y, entre ellas, una es particularmente evidente: aquello que, comúnmente, llamamos estrés. Piense en algo que le preocupe. No necesita ser algo especialmente amenazante para su vida: basta con que sea un examen importante, una charla que tenga que dar en público, una inminente mudanza o reunión de trabajo. Es muy posible que alguna de estas situaciones le produzca una aceleración del pulso, haga que respire con mayor rapidez e incluso le dificulte el sueño. A nivel más inconsciente, seguramente, también estará dilatando sus pupilas, hará que su hígado libere glucosa, entorpeciendo la digestión, y tensará sus músculos.

¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué su cuerpo organiza tal respuesta por un mero examen o una simple conferencia? Porque reacciona como si su vida estuviera en peligro. Como si un animal lo atacara en la selva. Y hace todo lo que está en su mano (aumenta su atención, incrementa su energía) con tal de no perecer.

El término ‘estrés’ proviene de la física, de la presión que un cuerpo ejerce sobre otro. Pero a nivel biológico se conoce también como la ‘reacción de lucha o huida’. El cuerpo se prepara para, según la situación y su propio temperamento, enfrentarse al peligro o alejarse lo más rápidamente de él. Es una reacción de lo más provechosa: uno quiere tener el máximo de posibilidades de salir vivo de la amenaza. Pero hay un problema: somos inteligentes.

Como nuestro cerebro creció lo suficiente como para tener imaginación, no necesitamos que el peligro se manifiesta. Basta con pensar en él. Y si lo hacemos excesivamente o durante demasiado tiempo (algo que no es inusual: el 25% de los estadounidensessufrieron este tipo de estrés elevado, llamado ‘tóxico’, el pasado año), los beneficios (creatividad, oxigenación o refuerzo de recuerdos) se convierten en perjuicios.

El término ‘estrés’ proviene de la física, de la presión que un cuerpo ejerce sobre otro. Pero a nivel biológico se conoce también como la ‘reacción de lucha o huida’

“Los síntomas del estrés crónico pueden variar mucho de persona a persona”, comenta Antonio Cano, catedrático de psicología y presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS). No solo es que hay sucesos más y menos estresantes e individuos más y menos vulnerables, sino que si alguien tiene un trabajo físico, es más probable que el estrés aparezca en forma de contracturas, pero si toma decisiones importantes, irá acompañado de ansiedad. «Y esta puede mostrarse de diferentes formas: con cefaleas, alteraciones digestivas, respiratorias, sexuales o de la piel, según cada caso”, añade Cano.

Más allá de los síntomas, sus consecuencias tienen dimensiones considerables. Estas son algunas (solo algunas) de las repercusiones que el estrés crónico (trastorno de ansiedad recurrente ante diversas situaciones de la vida) puede tener sobre la salud. Si experimenta alguna de ellas, ha llegado el momento de reducir la marcha y tomarse unas necesarias vacaciones.

– Resfriados demasiado potentes, herpes comunes e inmunidad antes las vacunas

El estrés realiza todas sus acciones mediante dos caminos fundamentales. Por una parte, activa lo que se conoce como el sistema nervioso simpático, que pone en marcha muchas de las reacciones de alerta. Por otra, estimula el llamado eje hipotálamo-hipofisario-adrenal. El hipotálamo y la hipófisis son dos pequeñas zonas situadas casi en el centro del cerebro que funcionan como un director de orquesta corporal. Entre sus funciones están las de estimular a las glándulas suprarrenales (justo encima de los riñones) para que produzcan adrenalina y cortisol, el principal mensajero del estrés. Una corta reacción de estrés es positiva: parece estimular a las defensas para que se dirijan a las zonas de riesgo y las prepara para el combate (en una infección o en una cirugía, estar un poco estresado le vendrá bien). El problema es cuando se prolonga en el tiempo. Entonces comienzan las dificultades.

Un fuerte (y prolongado) estrés conlleva que se preste especial atención a los problemas, y que estos se magnifiquen» (Antonio Cano, catedrático de Psicología)

Desde hace tiempo se sabe que el estrés crónico puede disminuir el número y la actividad de los leucocitos (los glóbulos blancos). Y todo ello tiene consecuencias. Por ejemplo, las personas sometidas a estrés son más proclives a sufrir resfriados y a que sus síntomas sean más severos; los enfermos seropositivos aquejados de un fuerte estrés crónico evolucionan con más rapidez hacia el SIDA; de la misma forma, el estrés contribuye areactivar virus de tipo herpes, que en general viven acantonados reposando en algunos de nuestros nervios. Y podría afectar a la eficacia de las vacunas: cuando se probó un tipo de ellas contra el neumococo, se vio que en las personas cuidadoras de enfermos con demencia (una de las ocupaciones que mayor estrés genera), la respuesta del sistema inmunitario era peor que la del resto de la población.

– Depresión o ansiedad y problemas de memoria

«Un fuerte (y prolongado) estrés conlleva que se preste especial atención a los problemas, y que estos se magnifiquen”, asegura Cano. De hecho, es uno de los principales desencadenantes de ansiedad y depresión. Aunque el mecanismo último todavía es desconocido, la relación con esta parece cada vez más evidente. Por ejemplo, un tercio de los pacientes a los que se les recetan corticoides a altas dosis terminan desarrollando un cuadro depresivo (o incluso psicótico).

Un poco de estrés es positivo (lo que se conoce como eustrés).Contribuye a mejorar la memoria y a reforzar los recuerdos. Un fuerte (y prolongado) estrés, sin embargo, perjudica su funcionamiento. «Porque produce una sobrecarga y termina conllevando una disminución en la capacidad de atención”, comenta Cano. De hecho, el estrés crónico parece disminuir el tamaño del hipocampo, un área cerebral especialmente relacionada con la memoria. (Aunque, como es habitual, no todo es tan sencillo. Algunas de las primeras evidencias de este encogimiento se vieron en excombatientes afectados de estrés postraumático. Pero también se apreciaban en sus gemelos,que no habían estado en la guerra: es decir, un hipocampo más pequeño podía indicar una predisposición al estrés, más que ser consecuencia de él).

– Ingesta excesiva de calorías, recaída en adicciones y taquicardias

 

Taquicardia, aumento de glucosa, subida de presión arterial. No parecen buenas cosas para el corazón. Y no lo son. Un gran estudiocon más de 83.000 personas concluyó que aquellas personas con alto estrés laboral tenían un 50% más de riesgo de tener un accidente cardiovascular (un infarto o un ictus). No hay estudios concluyentes (no se puede coger a un grupo de personas y someterlos a estrés durante años), pero existen pistas, como las que dieron un grupo de monos a los que se les fue cambiando de compañeros (algo estresante para ellos) y que tenían más aterosclerosis (depósito de lípidos en las arterias) que aquellos que estaban en grupos estables.

No solo eso. El estrés crónico aumenta conductas adictivas como el tabaquismo, el alcoholismo y, en general, también el consumo de comidas calóricas. Entorpece a las hormonas que nos inducen saciedad (como la leptina), y aumenta lashormonas del hambre (como la grelina), pidiéndole al cuerpo que coma más y menos sano, porque le exige energía rápida. Todo ellocontribuye a la obesidad. Y, por si fuera poco, provoca resistencia a la insulina, lo que aumenta el riesgo de diabetes. Una joya.

Jesús Méndez González. El País

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Source: elpais.com

Estrés. El País.

 

¿Y si el reposo no es suficiente?

“Una de cada tres personas que acude al médico de cabecera en España lo hace con síntomas derivados del estrés”, asegura Antonio Cano. “Y la mayor parte se tratan con antidepresivos y tranquilizantes, pero es un error”. Para el especialista, las soluciones deberían pasar más bien por “dar información y hacer un entrenamiento en habilidades para combatirlo”. La información englobaría la promoción de hábitos saludables como ejercicio, higiene del sueño o separación de ocio y trabajo. Y conocer otros factores, como el tabaco, “que aumenta por cuatro la probabilidad de sufrir un ataque de ansiedad”. Estas medidas fueron aplicadas en Inglaterra, y del millón de personas estudiadas, 800.000 mostraron una clara mejoría. Un estudio similar, el proyecto PsicAP, se está realizando ahora mismo en España. Ahora, relájese.

 

Jesús Méndez González. El País

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¿Víctima del tecnoestrés?

El estrés derivado del mal uso de la tecnología o de la falta de adaptación a ella origina problemas físicos y psicológicos.

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Madrid, España.- ¿Apaga el teléfono móvil por la noche? ¿cuántas horas pasa cada día conectado a Internet? ¿es capaz de programar sin dificultades el aparato grabador de vídeo? Las respuestas a estas y otras preguntas indican si hacemos un uso adecuado de las nuevas tecnologías y si podemos manejarlas correctamente.

Los avances tecnológicos nos permiten comunicarnos de forma muy eficiente, trabajar de manera deslocalizada y, en general, hacen nuestra vida más fácil. Pero, aparte de sus evidentes ventajas, también pueden originar problemas de estrés.

 

APRENDER GENERA TENSIÓN

Así, el rápido desarrollo de las nuevas tecnologías implica que los usuarios tengan que aprender a utilizar un gran número de dispositivos. “Tenemos una sobrecarga de aprendizajes pendientes para manejarnos adecuadamente con las nuevas tecnologías”, señala el psicólogo Antonio Cano Vindel, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés.

“Hemos de aprender a usar el televisor, el aparato de música, el grabador de vídeo, el teléfono móvil, etc. Además de saber utilizar estos dispositivos, tenemos que aprender a configurarlos, a arreglar las averías y otras muchas cosas. No da tiempo a hacerse un experto en todas”, precisa en entrevista a Efe.

El psicólogo explica que algunas personas evitan enfrentarse con nuevos aparatos y esto puede llegar a convertirse en una fobia al uso de nuevas tecnologías. 

“Esta fobia tiene un coste, pues no adaptarse a la vida moderna supone cierta discapacidad y cierto envejecimiento”, apunta. 

En este sentido, el especialista destaca que no queda más remedio que adaptarse a los cambios que vengan “y si son cambios tecnológicos, hay que tratar de estar un poco al día”.

Pero la convivencia con estos dispositivos también puede derivar en estrés si, por ejemplo, se estropean o dejan de funcionar correctamente. Ese estrés puede ocasionar emociones negativas como preocupación, mal humor, ansiedad o enfado.

“Las emociones negativas no son una enfermedad, pero si esos síntomas emocionales persisten demasiado tiempo, pueden producir dificultades para conciliar el sueño y descansar o problemas de alimentación, entre otros”, indica.

El especialista detalla que pueden surgir, asimismo, problemas de activación fisiológica, de estrés y ansiedad. “Incluso puede haber problemas de crisis de ansiedad o de crisis de pánico como consecuencia de un exceso de estrés”, afirma.

 

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Source: www.vanguardia.com.mx

¿Víctima del tecnoestrés?

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Estrés derivado del mal uso de la tecnología.

TECNODEPENDENCIA

Por otro lado, el tecnoestrés también alude a la dependencia que generan los dispositivos tecnológicos. “Nos facilitan la comunicación, el trabajo deslocalizado y el ocio, pero no podemos estar enganchados permanentemente a esas demandas porque nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan dormir un promedio de ocho horas al día”, indica el doctor Cano. 

 

El psicólogo advierte de que las posibilidades que nos brinda el desarrollo tecnológico moderno pueden acabar con nuestro descanso si no las manejamos adecuadamente.

 

En este sentido, Russell Johnson, profesor de la Universidad Estatal de Michigan, considera que los "smartphones" “están casi perfectamente diseñados para perturbar el sueño”. 

 

La razón, según explica Johnson, es que estos dispositivos nos mantienen mentalmente ocupados por las noches hasta tarde y dificultan que podamos desconectar del trabajo, relajarnos y quedarnos dormidos.

 

En dos estudios basados en encuestas a un amplio espectro de trabajadores estadounidenses, Johnson y otros investigadores hallaron que, quienes utilizaban sus teléfonos inteligentes por motivos laborales después de las nueve de la noche, al día siguiente estaban más cansados y menos comprometidos con el trabajo.

 

De igual modo, el doctor Cano Vindel explica que si una persona no descansa, puede acabar desarrollando trastornos de salud de tipo cardiovascular, de sueño y problemas relacionados con una alta activación fisiológica.

 

Además, destaca que también pueden producirse problemas de salud mental. “Estamos asistiendo ya a casos de adicción a videojuegos, al móvil, a la web, etc”, según relata a Efe.

 

 Así, expresa que las adicciones se generan cuando no se hace un buen uso de algo, que no tiene por qué ser malo en sí mismo. No obstante, su utilización inadecuada “ocasiona problemas en nuestra salud, en nuestra vida social, familiar o laboral”, precisa.

 

LAS RELACIONES PERSONALES SE PUEDEN DETERIORAR

El experto subraya que las relaciones personales pueden sufrir un deterioro asociado al tecnoestrés en varios sentidos. 

 

“Aunque las nuevas tecnologías nos facilitan la vida, también pueden ocasionar malestar. Y ese malestar, ya sea físico o psicológico, puede afectar a la relación que tenemos con las personas de nuestro entorno”.

 

Esto ocurre, según explica el doctor Cano, porque quienes tienen estrés, en general, van a estar más irritables. “Por lo tanto, la comunicación se va a ver alterada de manera negativa por esa tendencia a estar más enfadados”, comenta. 

 

Además, señala que cuando alguien está nervioso, las personas de su entorno se contagian de ese nerviosismo, experimentan más estrés y están más irritables.

 

Para poner freno a todos estos problemas, el especialista indica que, por un lado, debemos tener una actitud abierta al conocimiento de las nuevas tecnologías, sobre todo de sus aspectos positivos. 

 

Pero, por otro lado, “tenemos que poner límites para no caer en un abuso de esas nuevas tecnologías que nos lleve a no desconectar, a desarrollar problemas de adicción, de estrés, de ansiedad, etc”.

 

“Hay que poner límites al trabajo, al número de horas con estos aparatos y a su uso en determinadas situaciones. No puede ser que hayamos quedado con unos amigos en vivo y en directo y dediquemos ese tiempo a chatear con otros que están lejos, pues eso deteriora la relación con las personas con las que estamos físicamente”, puntualiza.

 

Asimismo, hace hincapié en la necesidad de poner límites al tiempo que los niños pasan jugando con el ordenador, con videoconsolas, viendo la televisión o utilizando otros dispositivos.

 

“Si no lo hacemos, nuestros hijos se van a resentir ya que pueden presentar problemas de rendimiento escolar derivados de una adicción a las nuevas tecnologías. También puede producirse un creciente aislamiento o falta de comunicación e, incluso, una fobia social”, comenta.

 

El especialista destaca que debemos aplicar el sentido común para prevenir estos síntomas y trastornos. "Hay que usar las nuevas tecnologías de manera que nos faciliten la vida y no nos pasen factura", concluye el experto.

 

DESTACADOS:

+++ “Hay que usar las nuevas tecnologías de manera que nos faciliten la vida y no nos pasen factura”, destaca Antonio Cano Vindel, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés.

 

+++ El psicólogo advierte de que las posibilidades que nos brinda el desarrollo tecnológico moderno pueden acabar con nuestro descanso si no las manejamos adecuadamente.

 

+++ En dos estudios realizados entre trabajadores estadounidenses los investigadores hallaron que quienes utilizaban sus teléfonos móviles por motivos laborales después de las nueve de la noche, al día siguiente estaban más cansados y menos comprometidos con el trabajo.

 

Por Purificación León/EFE-Reportajes

 

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Estrés y riesgos psicosociales: guía electrónica para su gestión

Guía electrónica para la gestión del estrés y de los riesgos psicosociales. Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA).

 

La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA) tiene como misión contribuir a que los centros de trabajo europeos sean más seguros, saludables y productivos. La Agencia recoge, elabora y difunde información fiable, equilibrada e imparcial sobre seguridad y salud, y organiza campañas de sensibilización paneuropeas. 
Creada por la Unión Europea en 1996 y con sede en Bilbao, España, la Agencia reúne a representantes de la Comisión Europea, de los gobiernos de los Estados miembros, de las organizaciones de empresarios y trabajadores, así como a expertos destacados de cada uno de los Estados miembros de la UE y de terceros países.

 

El estrés relacionado con el trabajo genera importantes costes a las organizaciones y a la sociedad.

 

El objetivo de la «Guía electrónica para la gestión del estrés y de los riesgos psicosociales» consiste en alentar a los empresarios a hacer frente a los riesgos psicosociales relacionados con el trabajo
demostrando que su gestión en las microempresas y en las pequeñas empresas no sólo es posible sino que, además, es muy conveniente. La guía anima a las pequeñas empresas de toda Europa a llevar a cabo una gestión de los riesgos psicosociales sistemática y eficaz mediante el uso de herramientas nacionales o sectoriales.

 

Estrés relacionado con el trabajo y riesgos psicosociales: hechos.
• Más de la mitad de los trabajadores denuncia que el estrés laboral es habitual en su lugar de trabajo.
• En torno a cuatro de cada diez trabajadores piensan que el estrés no se gestiona adecuadamente en su lugar de trabajo.
• Los trabajadores tienden a perder una importante cantidad de tiempo de trabajo cuando padecen estrés relacionado con aquel y otros problemas psicológicos, o bien a acudir al trabajo sin ser capaces de desempeñar plenamente sus funciones.
• Los riesgos psicosociales y el estrés relacionado con el trabajo acarrean cuantiosos costes a las organizaciones y a las economías nacionales.
• Los costes totales de los trastornos de salud mental en Europa (relacionados y no relacionados con el trabajo) se han estimado en 240 000 millones de euros al año.
• Los riesgos psicosociales pueden evaluarse y gestionarse del mismo modo sistemático que otros riesgos para la seguridad y la salud en el trabajo.
• La gestión del estrés y de los riesgos psicosociales en el trabajo merece la pena: los beneficios para las empresas compensan los costes derivados de la aplicación de las medidas correspondientes.

 

El estrés relacionado con el trabajo es un problema de la organización, no un defecto personal.

Source: eguides.osha.europa.eu

¿Qué son el estrés y los riesgos psicosociales?

El estrés relacionado con el trabajo se produce cuando las exigencias laborales superan la capacidad del trabajador para hacerles frente.
Es uno de los resultados más importantes de un entorno de trabajo psicosocialmente adverso, pues no en vano los trabajadores que padecen un estrés prolongado pueden llegar a sufrir graves problemas mentales y físicos.
Los riesgos psicosociales tienen consecuencias psicológicas, físicas y sociales negativas derivadas de una inadecuada organización y gestión del trabajo, así como de un contexto social deficiente en el trabajo, que incluye, entre otros:
•• trabajo excesivamente exigente y/o falta de tiempo para completar las tareas;
•• exigencias difíciles de cumplir y falta de claridad sobre la función del trabajador;
•• desajuste entre las exigencias del trabajo y la competencia del trabajador: una infrautilización de las competencias del trabajador puede causar tanto estrés como cuando la exigencia excede las capacidades del mismo;
•• ausencia de participación en la toma de decisiones que afectan al trabajador y falta de influencia en el modo en que se lleva a cabo el trabajo;
•• trabajar solo, sobre todo si se hace de cara al público y a clientes, y/o exponerse a la violencia de un tercero, la cual puede adoptar la forma de agresión verbal, atención sexual no deseada

y amenazas o actos de violencia física;
•• falta de apoyo de la dirección y los compañeros y malas relaciones interpersonales;
•• acoso psicológico o sexual en el lugar de trabajo: victimización, humillación, menoscabo o conducta amenazante de los superiores o los compañeros hacia un trabajador o un grupo de trabajadores;
•• distribución injusta del trabajo, las recompensas, los ascensos o las oportunidades profesionales;
•• comunicación ineficaz, cambio organizativo mal gestionado e inseguridad laboral;
•• dificultades para la conciliación de la vida personal y laboral

 

El objetivo de la "Guía electrónica para la gestión del estrés y de los riesgos psicosociales" consiste en alentar a los empresarios a hacer frente a los riesgos psicosociales relacionados con el trabajo demostrando que su gestión en las microempresas y en las pequeñas empresas no sólo es posible sino que, además, es muy conveniente. La guía anima a las pequeñas empresas de toda Europa a llevar a cabo una gestión de los riesgos psicosociales sistemática y eficaz mediante el uso de herramientas nacionales o sectoriales.

 

http://ow.ly/IZOYN
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Fobia social: miedo a las reacciones de los demás | EROSKI CONSUMER

Fobia social: miedo a las reacciones de los demás | EROSKI CONSUMER. El miedo a hablar en público y el pánico escénico son dos tipos de fobia social

 

Pulso acelerado, sudoración, temblor de voz o malestar abdominal son algunas de las reacciones que manifiestan las personas que sufren miedo irracional a hablar en público o a salir al escenario. Este último ha saltado hace poco a los medios por afectar tanto a algunos artistas españoles, que alguno se ha planteado abandonar su carrera profesional. Esta respuesta puede alterar la calidad de vida del afectado, ya que sus efectos se propagan al entorno social, laboral y personal. Este artículo describe en qué consisten el pánico escénico y el miedo a hablar en público, dos fobias sociales muy relacionadas entre sí, y, de la mano de los expertos, aporta consejos para hacerles frente.

La fobia es un miedo intenso, persistente y crónico a algo que, en realidad, representa poco o ningún peligro real. Las personas que sufren algún tipo de fobia intentan evitar -por todos los medios- exponerse al estímulo o a la situación que les infunde temor y, si no lo consiguen, experimentan síntomas como taquicardia, tics nerviosos, sudor, sensación de falta de aire, temblores y un intenso deseo de huir, entre otros.

Cuando una persona tiene miedo a ser juzgada por otras, se siente insegura rodeada de estas y ello le impide llevar a cabo actividades, como hablar con ellas en el trabajo o en la escuela o conocer a personas nuevas, puede que sufra uno de los trastornos de ansiedad más común: la fobia social. Según el «Estudio Epidemiológico de los Trastornos Mentales en Europa», la fobia social tiene una prevalencia a lo largo de la vida del 1,2% y el estímulo es siempre una situación social relacionada con ser juzgado, humillado o hacer el ridículo. Según el «Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V)», de la Asociación Americana de Psiquiatría, el miedo a hablar en público y el pánico escénico están considerados, dentro de los trastornos de ansiedad social, una fobia social específica.

El pánico escénico y el miedo a hablar en público o glosofobia

El miedo a hablar en público puede darse solo, junto con fobia social o formar parte del miedo escénico

Respiración acelerada, sudoración, tensión corporal, sequedad bucal, rubor facial, malestar abdominal o urgencia urinaria, fallos de memoria y confusión de las ideas que se querían exponer, voz tensa, temblorosa o tartamudeo, y miedo extremo al error o al fracaso. Estos son algunos de los síntomas más frecuentes que sufren los afectados de pánico escénico y miedo a hablar en público.

El pánico escénico es un trastorno de ansiedad social extrema, unatimidez agrandada o miedo a las otras personas que puede, incluso, reducir la capacidad de expresarse y modificar la conducta en los afectados. Ante la inminencia de tener que salir a escena o al estrado, la persona se siente realmente mal.

Por otro lado, sufrir algún sentimiento de nerviosismo ante algunas situaciones es normal, como cuando hay quehablar en público (se estima que el 75% de la población lo sufre). Sin embargo, no es lo mismo que tener un miedo irracional, persistente e injustificado, que hace que se evite. Desde la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, SEAS, informan de que alrededor de un 20% de las personas se activan en exceso y focalizan su atención más en los síntomas de ansiedad que en la tarea de hablar en público, lo pasan muy mal y hacen lo posible por evitarla en el futuro.

Este miedo a hablar en público, denominado glosofobia, puede ser muy incapacitante para la persona y llegar a impedir su desarrollo personal y laboral. A veces, puede darse solo, junto con fobia social o formar parte de un problema mayor (el miedo escénico). El problema estriba en que solo pedirán consejo al especialista aquellos que no puedan evitar hablar en público, entre otras, por cuestiones laborales. Desde la SEAS se insiste en que este problema puede durar toda la vida si la persona no pide ayuda y se somete a tratamiento.

 

http://ow.ly/HTu5O  

Source: www.consumer.es

Ocho consejos para superar el miedo escénico y la glosofobia

A menudo se cree que los miedos y las fobias son compañeros perpetuos de viaje y no es así. La ansiedad avisa de situaciones en las que se interpreta que hay que defenderse, pero no debería impedir realizar la actividad normal. Amaya Terrón, psicóloga clínica, aporta ocho consejos para superar el miedo escénico:

1. Evaluar el impacto y la ansiedad que provoca que el discurso no salga perfecto o que a la gente no le guste tanto como a uno le gustaría. A menudo, al hacer este análisis, las consecuencias no son coherentes con la ansiedad que se padece.2. Las habilidades para enfrentarse a un público y dar una conferencia se aprenden, y todas las personas pueden aprender. Cuanto más se practica, más confianza se tiene en uno mismo.3. La respuesta nunca es la huida, ya que solo afianza el problema.4. Cometer errores no es el fin y no significa fracasar. No hay que tenerles miedo y sentirse con la suficiente autoconfianza para que si se cometen, rectificar.5. Pensar en lo que hay detrás de este miedo abre las puertas ante conflictos internos o parte de la psique que hay que trabajar.6. Prepararse bien es clave. Cuanto más se domine el tema, más capacidad de reacción se tendrá ante los imprevistos y mayor seguridad y firmeza.7. La visualización del discurso con una imagen positiva prepara el terreno y nos predispone a seguir lo conocido.8. No pensar en posibles situaciones que estresarían. Es mejor dedicar el tiempo a prepararse y hacerlo bien, que perderlo intentando evitar hacerlo mal. Hay que tener confianza en uno mismos, en que la situación será propicia y en que se será capaz de salir adelante.Contra el miedo: prepararse bien es la clave

Amaya Terrón también explica que la puntualidad es importante; no se puede evitar algo de tensión, pero añadir el no llegar a tiempo, no ayuda. En un discurso o una charla, es importante apoyarse en algún tipo de material, en una presentación, pero no para leerla, sino solo a modo de guía. Si se necesita algún apoyo por escrito está bien e, incluso, leer algo para relajarse y centrarse, pero no debe ser una práctica continuada.

Hay que exigirse en función de las posibilidades de cada uno: las metas tienen que ser difíciles para motivar, pero realistas para no frustrar

Buscar con la mirada a personas del público que tengan unaescucha activa ofrece seguridad y hace sentir bien. Localizar siempre a dos o tres y dirigir la intervención a personas distribuidas en la sala que aporten esta retroalimentación positiva. Si la audiencia es muy exigente o hay luces que deslumbran, se puede fijar la vista al fondo de la sala. Ajustar el discurso a las características del público, si se conoce de antemano y cuidar el lenguaje no verbal: una ligerasonrisa y relajar los músculos antes de entrar en la sala hace que la persona sea percibida de una mejor manera y aumenta la receptividad de los interlocutores.

Otro punto clave es exigirse en función de las posibilidades de cada persona: las metas tienen que ser difíciles para motivar, pero realistas para no frustrar. "Si no se ha preparado con suficiente antelación, no se puede pretender que salga perfecto. Ajustar las expectativas a la realidad siempre es bueno y aprender de los errores cometidos, un avance seguro", especifica Terrón.

También ayuda, según esta especialista, pedir interacción con el público: relaja porque dispersa toda laresponsabilidad y el peso del discurso, se entra en contacto con la gente y vemos que están esperando a que cometamos un error para hacérnoslo saber; la mayoría de los públicos son benévolos porque la gente de forma natural tiene empatía y entiende que se sufran nervios en estas situaciones. "Y si cometemos un error, es mejor parar y rectificar que querer seguir al precio que sea. Reconocer nuestro error nos hace más cercanos y podemos ganarnos el favor del público por ser naturales", apunta.

Hacer pequeños descansos ayuda a ganar la atención del público. Ser amable y dedicar tiempo a la audiencia, incluso preguntarles a ellos, no es mala estrategia en determinados contextos. También hay que ir con cuidado con la velocidad. Hacer un discurso rápido, aparte de ser tedioso, pierde la atención de la gente y es más probable equivocarse. Por eso es fundamental saber el tiempo del que se dispone para concretar ideas y desarrollarlas.

Ser uno mismo

Amaya Terrón insiste en recordar conceptos que son muy importantes en la interacción: presentarse, agradecer la atención y despedirse al acabar. Tampoco hay que olvidar ser uno mismo y no perder la esencia: "Hacer un papel en el que no nos reconocemos nos va a salir mal seguro. Cuando no tenemos que controlar tanto esto, sino que nos permitimos ser nosotros mismos, podemos utilizar esta energía en centrarnos en el contenido", aclara. Y Respirar. "No hay ejercicios más eficientes para relajarnos que la respiración. Antes y durante. Pequeñas pausas en el medio de la exposición para recuperar control y antes para destensar los posibles nervios que podamos traer", puntualiza.

 

http://ow.ly/HTu5O  

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Depresión en el ámbito laboral – Informe de la World Federation for Mental Health

http://ow.ly/HRIk1  

 

La depresión es la principal causa de discapacidad en el mundo, y afecta a más de 350 millones de personas. Además de los síntomas más conocidos de este trastorno, como es el bajo estado de ánimo, la depresión tiene otros síntomas cognitivos como son: la falta de concentración, la indecisión o los problemas de memoria, que están presentes la mayor parte del tiempo durante los episodios .

 

Estos síntomas cognitivos afectan a muchos aspectos de la vida del paciente, entre los que se encuentran, el bajo rendimiento en el trabajo y el peor funcionamiento social.

Por esta razón, la Federación Mundial de la Salud Mental (World Federation for Mental Health – WFMH) ha publicado un breve informe: Depresión en el ámbito laboral(Depression in the workplace), en el que hace referencia al impacto que tiene la depresión en el rendimiento laboral y la falta de recursos que tienen las empresas para manejar y ayudar a los empleados con problemas de salud mental.

 

Según los datos presentados en este documento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado que la depresión tiene una carga superior que otros trastornos psiquiátricos como el trastorno bipolar o la esquizofrenia, y mayor que otras enfermedades como el cáncer. La depresión tiene unos importantes costes socioeconómicos. Se estima que en 2010 este trastorno le costó unos 92.000 millones de euros a Europa, de los cuales aproximadamente 54.000 millones (59%), fueron por costes indirectos, como por ejemplo el absentismo laboral.

Es importante señalar que, aunque la conciencia del problema de la depresión ha mejorado, el estigma asociado con este trastorno permanece. Un estudio paneuropeo hecho por la Asociación Europea de Depresión (EDA), sobre el impacto de la depresión en el lugar de trabajo, mostró que sólo un tercio de los trabajadores con depresión en Europa, le dijo a alguien del trabajo lo que tenían. Las principales razones para guardar silencio fueron el estigma y el miedo a poner su trabajo en riesgo. Además, un tercio de los directores de empresas europeas, refiere que no cuentan con apoyo formal, ni recursos para tratar estos casos.

Por todo esto, es imperativo actuar contra la depresión. Según el informe, hay una serie de acciones que los políticos, empresarios o profesionales de la salud pueden poner en marcha. Estas acciones deben incluir todas las perspectivas: psicoeducativa, de prevención y detección temprana, y de acceso a un tratamiento eficaz.

Según el informe, los empleadores podrían ahorrar al menos el 30% de lo que pierden por falta de productividad y sustitución de las personas con trastornos de salud mental, mediante medidas sencillas de prevención e identificación temprana de los problemas de salud mental en el trabajo. La literatura disponible sobre el impacto del tratamiento psicológico para la depresión, en los costos de productividad de los trabajadores, sugiere que los logros alcanzados en la reducción del absentismo y la mejora de la productividad en el trabajo, compensan los costos del tratamiento.

Además, desde el punto de vista legislativo, existe la necesidad de dar respuesta a los directivos que piden mejores políticas para proteger a los empleados, y unas guías para saber cómo actuar ante un empleado con depresión, ya que la mayoría admiten que no saben cómo actuar. Empleadores y ejecutivos de recursos humanos deben desempeñar un papel de liderazgo, facilitación, asesoría y defensa, para apoyar a los empleados con este problema.

Aún hoy en día, sigue vigente la falsa creencia de que el tratamiento de los trastornos mentales como la depresión, es muy costoso, cuando en realidad se ha comprobado que con iniciativas simples y baratas, el estado de los pacientes mejora mucho, y se reducen considerablemente la carga y los costes en la economía.

Según los datos presentados, vemos que la depresión tiene graves consecuencias en el funcionamiento diario, lo que conlleva unos importantes costes personales y económicos.

Source: www.infocop.es

¿Qué se puede hacer para reducir el impacto de la depresión en el lugar de trabajo?

 

En el informe se plantean diferentes ideas para tratar de abordar este problema:

Es importante enseñar a todas las personas a cuidar de su salud mental para prevenir que desarrollen trastornos como la depresión, proporcionando información sobre el manejo del estrés y la adopción de un equilibrio trabajo/vida saludable.Dar acceso a tratamientos eficaces para el abordaje de los problemas psicopatológicos a toda la población.Hace falta asesorar y dar pautas a los directivos y responsables de recursos humanos de las empresas en el manejo de los empleados con depresión, con el objetivo de facilitar la recuperación y ahorrar costes.Asegurar que las políticas y la legislación que tienen un impacto sobre la salud mental en el lugar de trabajo, contengan medidas específicas para mejorar el bienestar mental, y como mínimo garantizar que la salud mental de los empleados no se vea afectada.

Para el abordaje de toda esta problemática ha nacido: Target Depression in the Workplace (La depresión en el lugar de trabajo), iniciativa europea formada por un grupo asesor de algunas de las empresas más grandes de Europa e internacionales, que trabajan en temas de salud, laborales y de empleo, cuyo objetivo principal es asesorar y apoyar a los profesionales de recursos humanos en toda Europa en el manejo de los trastornos psicopatológicos entre sus empleados.

 

Se puede consultar el informe completo en el siguiente enlace:

Depression in the workplace – World Federation for Mental Health

 

http://ow.ly/HRIk1  

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Agorafobia: miedo a perder el control

Conoce la agorafobia, un trastorno psicológico puede provocar un grado de discapacidad grave y que afecta al 1% de la población española. Efesalud.com

 

El torbellino de ansiedad provocado por un ataque de pánico conduce a algunas personas evitar a toda costa la situación que les ha conducido a ese estado. Descubre en qué consiste este trastorno psicológico que puede provocar un grado de discapacidad grave y que afecta al 1% de la población española.

Su etimología de origen griego, “ágora” plaza pública y “fobia” temor, puede llevarnos a pensar que esta fobia se reduce a los espacios públicos, pero eso no es todo.

La agorafobia se refiere a la evitación y temor ante cualquier situación que puede provocar un ataque de pánico y hace perder el control de la ansiedad, explica Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS).

La agorafobia puede abarcar todo tipo de situaciones. Desde espacios como grandes superficies donde hay aglomeraciones hasta la intimidad de una cena o el temor a morir de un infarto, pasando por el miedo a viajar en avión o en tren, apunta el experto. Y matiza: “Por lo general, el tipo de situación nuclear es aquella en la que se ha producido un ataque de pánico”.

Desencadenantes

La agorafobia suele ir precedida de otro trastorno, el de pánico, y es más frecuente en los jóvenes.

“Casi todas las personas que tienen un trastorno de pánico tienden a desarrollar agorafobia”, sostiene Cano, quien afirma que aunque es infrecuente, la agorafobia también se puede dar sin este trastorno .

El especialista apunta que no se puede predecir en qué momento alguien va a tener un ataque de pánico. No obstante, existe una serie de factores de riesgo que incrementan la probabilidad de que esto suceda, dando lugar a un trastorno de pánico que después conduzca a la agorafobia:

 

Cabeza de Medusa del escultor italiano Gian Lorenzo Bernini mostrada en Roma. EFE/Alessandro Di Meo

 

Tener estrés intenso y a la vez crónico.

Ser mujer, por razones hormonales y también sociales, el estrés elevado en el hogar y en el trabajo. Tener un síndrome premenstrual severo y tener más cambios hormonales incrementan las posibilidades.

Fumar cigarrillos o marihuana.

Desarrollar temor a la ansiedad y a las sensaciones que se experimentan en un momento dado cuando se está nervioso.

Reactividad fisiológica: durante el estrés hay personas que reaccionan con más activación cardiovascular o de otro tipo, como el rubor o el sudor. “Si una persona empieza a tenerle miedo a esas manifestaciones y les dedica mucha atención, más incrementa la tasa de respuesta que ya está teniendo”.

Síntomas

¿Cómo se llega a tener agorafobia? Antonio Cano explica que los ataques de pánico son una reacción inesperada e inexplicable, surgen con rapidez y alcanzan su punto máximo en apenas diez minutos.

El facultativo indica que “la aparición súbita de miedo o malestar  intenso se puede producir tanto desde un estado de calma como de ansiedad”. Durante este tiempo, se producen al menos cuatro de estos trece síntomas de activación:

Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardíaca.Sudoración.Temblor o sacudidas.Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.Sensación de ahogo.Dolor o molestias en el tórax.Náuseas o malestar abdominal.Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.Escalofríos o sensación de calor.Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo).Sensación de irrealidad o despersonalización (separarse de uno mismo).Miedo a perder el control o a “volverse loco.”Miedo a morir.

El especialista advierte que, tras sufrir el ataque de pánico en una situación determinada, si la persona no recibe ayuda para comprender lo sucedido, surgen dudas y temores que “dan vueltas sobre el problema y aumentan la ansiedad”, y con ello, incrementan las probabilidades de que se repitan.

“Estas personas y aprenden a evitar las situaciones donde se producen los ataques de pánico”, estos se pueden repetir y suelen darse una vez al mes, concluye.

 http://ow.ly/HN5LY  

Source: www.efesalud.com

Tratamiento del pánico y la agorafobia.

 

Tratamiento

El psicólogo apunta que, aunque generalmente las personas con pánico están tomando psicofármacos, “las técnicas que han demostrado ser más eficaces  son las cognitivo-conductuales”, que comienzan por una psicoeducación, la explicación del trastorno y las pautas para evitar que se repita.

Asimismo, para que los ataques no se sucedan “hay que controlar los factores de riesgo”. Los elementos cognitivos juegan un papel decisivo, si se da mucha importancia a los síntomas de activación se crea  un “círculo vicioso” que desemboca en el incremento de las sensaciones de ansiedad y en la evitación de situaciones, lo que impide llevar una vida normal a quien las padece.

El experto señala que la agorafobia afecta al nivel del bienestar psicológico de las personas  y “puede llevar a adquirir un grado de discapacidad importante. Algunas tienen verdaderos problemas para realizar determinados trabajos o para salir de casa”.

Existe un servicio de orientación de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés donde se pueden consultar dudas escribiendo a la dirección: seas.cons@psi.ucm.es

 

Actualmente, se está llevando a cabo un ensayo clínico en las consultas de Atención Primaria (PsicAP) de cinco Comunidades Autónomas (Madrid, Valencia, Castilla-La Mancha, Baleares y País Vasco) que compara el tratamiento psicológico cognitivo-conductual frente al tratamiento psicofarmacológico tradicional, “la hipótesis es que funcionará mejor el tratamiento psicológico, que será más eficaz y eficiente.”

 

http://ow.ly/HN5LY  

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Identificado el mecanismo que graba el miedo en el cerebro

Un neurocientífico español describe cómo se almacenan los recuerdos traumáticos.

 

Cómo se desarrolla el aprendizaje emocional traumático: claves para desentrañar el trastorno por estrés postraumático.

 

Bajo la sombra de los rascacielos de Manhattan, muy cerca de los 20.000 cadáveres sepultados en un viejo cementerio oculto bajo el Washington Square Park, se encuentra el laboratorio del miedo. Allí, bajo las órdenes del neurocientífico y rockero estadounidense Joseph LeDoux, trabaja una quincena de investigadores para intentar comprender por qué, por ejemplo, una persona se queda paralizada al ver a un perro, traumatizada por un huracán o muda al intentar hablar en público. Uno de los miembros de esta brigada de élite del miedo, empotrada en el Centro para la Ciencia Neural de la Universidad de Nueva York, es el neurocientífico español Lorenzo Díaz-Mataix, que acaba de identificar los mecanismos cerebrales que convierten las experiencias desagradables en recuerdos imborrables durante años.

Díaz-Mataix se ha sumergido en el cráneo de cientos de ratas. En lo más profundo de sus cerebros, como en los de los seres humanos, se esconde la amígdala, una región del tamaño de una almendra en las personas a la que la comunidad científica señala como almacén del miedo. Presuntamente, en ella se guardan durante décadas los recuerdos de las vivencias traumáticas sufridas a lo largo de la vida. Y por ella el grupo de rock deLeDoux se llama The Amygdaloids. Es el minúsculo archivo del terror en el kilo y medio de cerebro humano.

En 2010, salió a la luz el caso de una mujer estadounidense de 44 años con la amígdala completamente dañada por una rarísima enfermedad genética. La mujer, conocida como SM para preservar su anonimato, era incapaz de sentir miedo. Un grupo de investigadores encabezado por el psicólogo Justin Feinstein, de la Universidad de Iowa, siguió su pista durante más de 20 años. Rodearon a SM de serpientes y arañas venenosas, vieron con ella películas de terror como El resplandor y El silencio de los corderos, la acompañaron a sanatorios abandonados supuestamente habitados por fantasmas. Y nada. La mujer sin amígdala ni siquiera sintió miedo cuando, caminando de noche por un parque solitario, un yonqui le puso un cuchillo en la garganta y masculló: «Te voy a rajar…». SM siguió andando como escuchara La Traviata. Ahora, Díaz-Mataix ha iluminado ese enigmático cajón de recuerdos que es la amígdala cerebral. Su investigación parte de una hipótesis postulada en 1949 por el psicólogo canadiense Donald Hebb y sugerida hace más de un siglo por el nobel español Santiago Ramón y Cajal. «Dos células o sistemas de células que están repetidamente activas al mismo tiempo tenderán a convertirse en ‘asociadas’, de manera que la actividad de una facilitará la de la otra», dejó escrito Hebb en su libro La organización de la conducta. O, expresado de manera más simplificada, las neuronas de la amígdala del cerebro humano que se excitan eléctricamente tras el ataque de un perro permanecen conectadas durante años. Sus puentes eléctricos se refuerzan. Ese sería el esqueleto del recuerdo.

El equipo de Díaz-Mataix ha demostrado que la teoría de Hebb es cierta, al menos parcialmente, en los complejos cerebros de los mamíferos. Su experimento, cuyos resultados se publican en la revista científicaPNAS, Proceedings of the National Academy of Sciences, es una versión sofisticada del célebre perro de Pávlov, aquel can ruso que se acostumbró a escuchar un metrónomo (sustituido por una campanita en el imaginario colectivo) antes de comer y ya salivaba cada vez que escuchaba el tic tac aunque no hubiera alimento. El investigador español, en tándem con Josh Johansen, del Instituto RIKEN de Ciencias del Cerebro en Japón, sometió a decenas de ratas a un pitido de 20 segundos rematado por una descarga eléctrica de medio segundo. A partir de entonces, las ratas se quedaban paralizadas cada vez que escuchaban ese sonido. En su cerebro quedó grabado el miedo al chispazo. Ahí empezó la sofisticación del experimento, gracias a una técnica conocida como optogenética. Los investigadores instalaron genes de algas sensibles a la luz a bordo de virus, que funcionan como taxis microscópicos, y los inyectaron en los cráneos de las ratas. Una vez insertados en las neuronas de los roedores, los genes eran capaces de producir una proteína que funciona como un interruptor de la célula, activándola o desactivándola en función de ráfagas de luz láser enviadas por los científicos.

Las ratas con la amígdala cerebral apagada eran incapaces de recordar el chispazo y carecían de conexiones reforzadas entre sus neuronas. Al mismo tiempo, activar las amígdalas de ratas que no habían sufrido la pequeña electrocución servía para generar miedo al pitido sin necesidad de ningún tipo de shock. En este último caso, según los autores, era necesario que se activaran también los receptores de noradrenalina, una molécula cerebral implicada en los procesos de atención. Sin esta activación, no había aprendizaje. «Con una sola descarga eléctrica asociada a un pitido, las ratas ya recuerdan la experiencia toda su vida. El cerebro hace esto para afrontar los peligros. Un animal necesita aprender con una sola oportunidad, porque quizá no tenga otra», explica el neurocientífico.

El despacho del también español Luis de Lecea, profesor de Psiquiatría en la Universidad de Stanford (EE.UU.), se encuentra a escasos 15 metros del laboratorio en el que se desarrolló la optogenética en 2004. Desde allí, De Lecea ha sido testigo de cómo esta técnica ha revolucionado la investigación del cerebro humano. Las teorías de Hebb ya se habían prácticamente confirmado «con rodajas de cerebro» de roedores en el laboratorio, pero los experimentos de Díaz-Mataix son «una demostración elegante» en mamíferos vivos, a juicio de De Lecea. El neurocientífico español dibuja las posibles aplicaciones de sus hallazgos. «En los enfermos con estrés postraumático, ansiedad o incluso depresión, su cerebro no es capaz de aprender que lo que una vez fue peligroso ya no lo es, y siguen respondiendo de forma exagerada», señala. Personas que han vivido guerras, accidentes graves, violaciones o catástrofes naturales siguen sintiendo miedo y estrés una vez pasado el peligro.

La comunidad científica internacional trabaja desde hace unos años en intentar borrar esos malos recuerdos. Se basan en un proceso conocido como reconsolidación de la memoria. «Cada vez que un recuerdo sale a la luz, se pone en un estado frágil que hace que el cerebro pueda añadir cosas relevantes», apunta Díaz-Mataix. Cuando se abre el baúl de los recuerdos es el momento de modificarlos. Si, por ejemplo, alguien va en un coche escuchando a todo volumen la canción Balada Boa de Gusttavo Lima y se estampa contra un árbol, cada vez que escuche el estribillo ‘Tchê tcherere tchê tchê’ tendrá pavor. «Sin embargo, si cada vez que la víctima va a un bar a tomar algo ponen esa canción, el cerebro recupera el recuerdo y aprende que ya no es negativa. Eso es la reconsolidación», añade el investigador. Este proceso se puede facilitar con fármacos que actúan sobre los receptores de noradrenalina, como el propranolol, que ya se suministró a víctimas del atentado del 11 de marzo de 2004 en Madrid. Los síntomas de su trastorno de estrés agudo remitieron en el 64% de los casos, según un estudio de la mutua Ibermutuamur.

Para Díaz-Mataix, es muy posible que el proceso para almacenar recuerdos desagradables que han observado sea en realidad un mecanismo general del sistema nervioso para generar otro tipo de recuerdos, ya sean de asco, ira o alegría. «El problema es cómo estudiar estas emociones primarias en una rata», lamenta. Si tiene razón, será todavía más cierta aquella sentencia de Ramón y Cajal: «Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro».

Autor:   Manuel Ansede

http://ow.ly/FXQQm

Source: www.madrimasd.org

Reestructuración cognitiva: un caso de estrés postraumático

Dra. Esperanza Dongil Collado

Universidad de Valencia

Ansiedad y Estrés, 2008, 14(2-3), 265-288

 

Resumen: Se presenta un caso de intervención psicológica llevado a cabo con una mujer de 36 años, que acude a consulta diagnosticada de vaginismo tras haber recibido tratamiento psicológico basado en exposición sin resultados satisfactorios. En la primera entrevista se le diagnostica un trastorno por estrés postraumático (TEP) por violación, encontrándose síntomas de reexperimentación muy intensos, con pesadillas y flashbacks frecuentes, destacada hipervigilancia, evitación de casi todas las actividades cotidianas (trabajar, salir de casa, etc.), así como niveles de activación fisiológica muy elevados. Presenta también un trastorno depresivo mayor (TDM). El tratamiento mediante reestructuración cognitiva que se ha utilizado resalta el papel de la autorregulación emocional en los trastornos emocionales (Moses y Barlow, 2006) y recoge una síntesis de los principales modelos y técnicas de reestructuración cognitiva: (1) explicación de los cambios y las secuelas que se producen  a nivel cognitivo, fisiológico y motor tras haber sido víctima de una experiencia traumática, destacando el papel del aprendizaje emocional en el desarrollo del problema; (2) entrenamiento en observación de pensamientos, imágenes, respuestas fisiológicas y conductas, relacionados con el aprendizaje emocional traumático, tratando de interpretarlos como una reacción adaptativa; (3) reinterpretación correcta de las reacciones cognitivas, emocionales y conductuales que se van desarrollando en su vida cotidiana, dotando así a la paciente de estrategias cognitivas de manejo de esas reacciones; (4) reforzamiento de las iniciativas propias a la hora de volver a exponerse a situaciones emocionales; y (5) persuasión sobre la eficacia del tratamiento. Tras 32 sesiones (las 28 primeras con periodicidad semanal), se consiguieron los objetivos terapéuticos, destacando eliminación del TEP, el TDM y el vaginismo.

 

Palabras clave: tratamiento, reestructuración cognitiva, trastorno por estrés postraumático, violación sexual, trauma, depresión

 

Artículo completo:

http://www.ucm.es/info/seas/ta/trat/Tratamiento_cognitivo-conductual_caso_trastorno_estres_postraumatico_violacion.pdf

 

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