Entrevista en Recull (COP-CV): Dra. Esperanza Dongil, docente UCV y coordinadora de Comisión SEAS sobre Trauma. Nuevo tratamiento de los trastornos de ansiedad
10 mayo, 2014 Deja un comentario
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A mi juicio el mayor reto en el tratamiento del trastorno de pánico, así como de otros trastornos de ansiedad y otros desordenes emocionales, es convencer a los psicólogos de que deben actualizar sus conocimientos. A día de hoy los trastornos de ansiedad ya no se tratan únicamente mediante técnicas conductuales como la exposición o mediante técnicas cognitivas como la terapia racional emotiva, donde a través de un debate socrático paciente y terapeuta trabajan juntos en la búsqueda de evidencias a favor o en contra de sus creencias desadaptadas, con el fin de someterlas a prueba y crear una mentalidad científica en el paciente. Este tipo de reestructuración cognitiva que solo incluye cuestiones tales como ¿Por qué es tan horrible que te suceda lo que temes? ¿Por qué no te debería ocurrir? o ¿Qué pruebas tienes de que te va suceder tal o cual cosa?, a día de hoy han sido superadas. Tampoco tiene mucho sentido continuar explicando el comportamiento humano mediante un análisis funcional de la conducta basado solo en dos modelos: el modelo del condicionamiento clásico para explicar el origen del trastorno de ansiedad y el modelo del condicionamiento operante para explicar el mantenimiento. Esto no está apoyado por la investigación, que ha avanzado mucho desde que se publicó este modelo, hace 65 años.
Una nueva intervención psicológica sobre los trastornos de ansiedad. El modelo de los Cuatro Factores de la Ansiedad, basado en los sesgos cognitivos (Eysenck & Eysenck, 2007) surgió dentro de la psicología cognitiva experimental y fue desarrollado a principios de la década de los noventa por Michael W. Eysenck, a partir de los resultados de la investigación experimental sobre procesamiento de la información y sesgos cognitivos. Este modelo ha encontrado una forma adicional de explicar el comportamiento emocional, al recurrir a variables cognitivas como el sesgo atencional que estaban vedadas en los modelos conductuales y todavía no habían descubierto Ellis o Beck. Según este modelo la ansiedad se mantiene por dos tipos de sesgos cognitivos en el procesamiento de la información: sesgo atencional (se prioriza la información amenazante) y sesgo interpretativo (se interpreta la información neutra como amenazante). Nuestro modelo de desórdenes emocionales supone una actualización con respecto al tratamiento habitual de los trastornos de ansiedad, en el que raramente se utiliza una reestructuración cognitiva que tenga en cuenta estos dos tipos de sesgos, así como los principios de la regulación emocional.
Por ejemplo, no basta con decirle a una víctima de violación que acude a nuestra consulta en busca de ayuda “mira, existe una probabilidad muy pequeña de que te violen en nuestra ciudad, porque el número de violaciones que hay al cabo de un año, dividido entre el número de mujeres que hay en la ciudad es muy pequeño; es decir, el porcentaje de violación es de 0.0001”. Ya, esto es cierto, pero ¿y qué?, el problema es que ya la han violado. Aunque la probabilidad de que le vuelva a suceder sea casi nula a ella no le tranquiliza. Entonces, este tipo de discusión cognitiva, puede ser útil para otros casos, pero para este caso no lo es. Es un contrasentido, una falta absoluta de empatía con la víctima, repetir siempre la misma receta porque no se posee otra. Lo que el terapeuta debe tener es muchas más herramientas para hacer reestructuración cognitiva en función del caso de que se trate. Aplicar la misma receta a todos los casos supone desempeñar con poca habilidad nuestro papel de psicólogo.
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