Agorafobia: miedo a perder el control

Conoce la agorafobia, un trastorno psicológico puede provocar un grado de discapacidad grave y que afecta al 1% de la población española. Efesalud.com

 

El torbellino de ansiedad provocado por un ataque de pánico conduce a algunas personas evitar a toda costa la situación que les ha conducido a ese estado. Descubre en qué consiste este trastorno psicológico que puede provocar un grado de discapacidad grave y que afecta al 1% de la población española.

Su etimología de origen griego, “ágora” plaza pública y “fobia” temor, puede llevarnos a pensar que esta fobia se reduce a los espacios públicos, pero eso no es todo.

La agorafobia se refiere a la evitación y temor ante cualquier situación que puede provocar un ataque de pánico y hace perder el control de la ansiedad, explica Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS).

La agorafobia puede abarcar todo tipo de situaciones. Desde espacios como grandes superficies donde hay aglomeraciones hasta la intimidad de una cena o el temor a morir de un infarto, pasando por el miedo a viajar en avión o en tren, apunta el experto. Y matiza: “Por lo general, el tipo de situación nuclear es aquella en la que se ha producido un ataque de pánico”.

Desencadenantes

La agorafobia suele ir precedida de otro trastorno, el de pánico, y es más frecuente en los jóvenes.

“Casi todas las personas que tienen un trastorno de pánico tienden a desarrollar agorafobia”, sostiene Cano, quien afirma que aunque es infrecuente, la agorafobia también se puede dar sin este trastorno .

El especialista apunta que no se puede predecir en qué momento alguien va a tener un ataque de pánico. No obstante, existe una serie de factores de riesgo que incrementan la probabilidad de que esto suceda, dando lugar a un trastorno de pánico que después conduzca a la agorafobia:

 

Cabeza de Medusa del escultor italiano Gian Lorenzo Bernini mostrada en Roma. EFE/Alessandro Di Meo

 

Tener estrés intenso y a la vez crónico.

Ser mujer, por razones hormonales y también sociales, el estrés elevado en el hogar y en el trabajo. Tener un síndrome premenstrual severo y tener más cambios hormonales incrementan las posibilidades.

Fumar cigarrillos o marihuana.

Desarrollar temor a la ansiedad y a las sensaciones que se experimentan en un momento dado cuando se está nervioso.

Reactividad fisiológica: durante el estrés hay personas que reaccionan con más activación cardiovascular o de otro tipo, como el rubor o el sudor. “Si una persona empieza a tenerle miedo a esas manifestaciones y les dedica mucha atención, más incrementa la tasa de respuesta que ya está teniendo”.

Síntomas

¿Cómo se llega a tener agorafobia? Antonio Cano explica que los ataques de pánico son una reacción inesperada e inexplicable, surgen con rapidez y alcanzan su punto máximo en apenas diez minutos.

El facultativo indica que “la aparición súbita de miedo o malestar  intenso se puede producir tanto desde un estado de calma como de ansiedad”. Durante este tiempo, se producen al menos cuatro de estos trece síntomas de activación:

Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardíaca.Sudoración.Temblor o sacudidas.Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.Sensación de ahogo.Dolor o molestias en el tórax.Náuseas o malestar abdominal.Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.Escalofríos o sensación de calor.Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo).Sensación de irrealidad o despersonalización (separarse de uno mismo).Miedo a perder el control o a “volverse loco.”Miedo a morir.

El especialista advierte que, tras sufrir el ataque de pánico en una situación determinada, si la persona no recibe ayuda para comprender lo sucedido, surgen dudas y temores que “dan vueltas sobre el problema y aumentan la ansiedad”, y con ello, incrementan las probabilidades de que se repitan.

“Estas personas y aprenden a evitar las situaciones donde se producen los ataques de pánico”, estos se pueden repetir y suelen darse una vez al mes, concluye.

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Source: www.efesalud.com

Tratamiento del pánico y la agorafobia.

 

Tratamiento

El psicólogo apunta que, aunque generalmente las personas con pánico están tomando psicofármacos, “las técnicas que han demostrado ser más eficaces  son las cognitivo-conductuales”, que comienzan por una psicoeducación, la explicación del trastorno y las pautas para evitar que se repita.

Asimismo, para que los ataques no se sucedan “hay que controlar los factores de riesgo”. Los elementos cognitivos juegan un papel decisivo, si se da mucha importancia a los síntomas de activación se crea  un “círculo vicioso” que desemboca en el incremento de las sensaciones de ansiedad y en la evitación de situaciones, lo que impide llevar una vida normal a quien las padece.

El experto señala que la agorafobia afecta al nivel del bienestar psicológico de las personas  y “puede llevar a adquirir un grado de discapacidad importante. Algunas tienen verdaderos problemas para realizar determinados trabajos o para salir de casa”.

Existe un servicio de orientación de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés donde se pueden consultar dudas escribiendo a la dirección: seas.cons@psi.ucm.es

 

Actualmente, se está llevando a cabo un ensayo clínico en las consultas de Atención Primaria (PsicAP) de cinco Comunidades Autónomas (Madrid, Valencia, Castilla-La Mancha, Baleares y País Vasco) que compara el tratamiento psicológico cognitivo-conductual frente al tratamiento psicofarmacológico tradicional, “la hipótesis es que funcionará mejor el tratamiento psicológico, que será más eficaz y eficiente.”

 

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España aprieta los dientes

Bruxismo, migraña, infecciones… La angustia y la precariedad por la crisis agudizan dolencias del oído, la piel o el corazón

 

Anna Alcaraz estaba en la cocina del bar haciendo una tortilla de patatas cuando se cayó redonda al suelo. “Fue como si apagasen un interruptor”, explica esta secretaria de dirección que se reinventó como hostelera cuando su empresa dejó de pagar las nóminas. “Pasé de trabajar en una oficina a meterme 14 horas en una cocina, con la angustia de ser autónoma y la incertidumbre de empezar de nuevo a los 56 años… Yo creo que fue la tensión”, dice. Su otorrino coincide.

Como él, muchos especialistas —dentistas y neurólogos, cardiólogos o dermatólogos— están viendo cómo la crisis económica se les cuela en la consulta. Al mismo tiempo, se suceden estudios, seminarios y jornadas con títulos que empiezan igual: La crisis económica y las enfermedades… Y acaban distinto: cardiovasculares, respiratorias, mentales, infecciosas, otorrinolaringológicas…

Lo que le pasó a Anna se llama crisis de Tumarkin y, en su caso, lo provocó la otra crisis. Desde 2009 sufre la enfermedad de Ménière, un síndrome que afecta al equilibrio y la audición. “El estrés no te da Ménière, pero sí empeora la condición de quien ya lo sufre”, explica Jordi Coromina, otorrinolaringólogo del Quirón Teknon de Barcelona y médico de Anna, cuya enfermedad estaba controlada hasta que tras los cambios en su vida “se manifestó en plan bestia”, según la propia paciente. Mareos constantes, con picos de vértigo y vómitos cada par de días. “Los ojos te dan vueltas como si fueses una muñeca… Pero qué íbamos a hacer, no podía cogerme una baja, no daba para contratar a nadie”, cuenta. A más nervios, peor se ponía.

Source: sociedad.elpais.com

“La situación económica ha agudizado los acúfenos [zumbidos en los oídos] y los vértigos, muy relacionadas con el estrés”, dice el doctor Coromina. “Muchos pacientes te cuentan que están peor desde que les va mal… A algunos les estamos derivando a psicólogos y psiquiatras”.

Los oídos, los dientes o la piel se resienten de lo que pasa en las emociones. “Las patologías que más afectadas se están viendo son las de la salud mental: ansiedad y depresión”, afirma Domingo Orozco, de laSociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria. En las consultas de atención primaria los casos de depresión han aumentado un 19,4% y los de ansiedad un 8,4%, según un estudio del Instituto de Investigación en Ciencias de la Salud de la Universidad de las Islas Baleares   que atribuye un tercio de las consultas a la combinación del miedo al desempleo y a las dificultades para pagar la hipoteca.

“Las cefaleas tensionales, la migraña, o incluso la epilepsia, son muy sensibles a la falta de sueño”, dice Carlos Tejero, de la Sociedad Española de Neurología. “Ahora mucha gente no duerme tranquila”, continúa “Hemos tenido que subir la medicación a muchos pacientes, y a otros se les han recetado ansiolíticos o antidepresivos”.

José Luis de la Hoz, dentista de laSociedad Española de Disfunción Craneomandibular y Dolor Orofacial, es un experto en bruxismo, el hábito de apretar o rechinar los dientes de forma involuntaria, que también ha crecido desde que se hundieron los mercados. La solución suele ser una férula de descarga -un protector plástico parecido al que usan los boxeadores-, pero el dentista opina que muchos pacientes mejorarían con ayuda psicoemocional. “No hace falta que el paciente te lo cuente para ver que está pasando por una mala racha”, dice. “Los percibes más tristes, más angustiados y tensos, más sensibles al dolor”.

“Los pacientes, además, retrasan todo lo que pueden las revisiones y vienen solo cuando duele”, dice Mónica Vicario, de la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración, “y en la boca se puede aguantar mucho sin que duela. Tanto, que luego es tarde”. Además, según los médicos, los pacientes con cuadros depresivos abandonan los hábitos de higiene y de una vida sana.

El bruxismo se retroalimenta de la ansiedad: los síntomas agravan la angustia que, a su vez, agrava los síntomas. Lo mismo ocurre con la psoriasis, una enfermedad autoinmune de origen multifactorial que se manifiesta a flor de piel. “Una persona sana cambia la piel cada 28 días, alguien con psoriasis lo hace cada tres”, explica Santiago Alfonso, de Acción Psoriasis, que ha visto como en los últimos cuatro años se ha duplicado el número de afectados que se han acercado a esta asociación de pacientes. Alfonso subraya además que los recortes penalizan al enfermo: “Muchos dejan de ir al médico por no quedar mal en el trabajo, o por no decir que están enfermos en una empresa en la que hay un ERE”.

La mayoría de los médicos consultados apuntan a que es pronto para tener datos sobre el efecto de la crisis en la salud y que estos son complejos ya que las enfermedades suelen ser multifactoriales. Hay estudios, pero hablan de indicios, percepciones o riesgos, más que de cifras. La revista The Lancet publicó en 2013 un repaso a la literatura médica europea. Los datos más llamativos: el aumento del contagio de HIV en Grecia (por la interrupción del programa de intercambio de jeringuillas a raíz de los recortes) y un 10% más de muertes invernales en mayores de 75 en Portugal (relacionada con las dificultades para pagar la calefacción). Algunos datos incluso se contradicen.

Lo cual no significa que los médicos no noten qué dolencias repuntan en las consultas. “Vemos más trastornos psicosomáticos, y otros que tienen que ver de manera menos directa con la esfera emocional, temas cardiovasculares, inmunológicos (que nos hacen más receptivos a infecciones como bronquitis o faringitis), desequilibrios hormonales (que pueden desencadenar o agravar la diabetes), y problemas relacionados con la desnutrición y la obesidad”, explica Mercedes Abizanda, de laSociedad Española de Médicos de Atención Primaria. Los facultativos también están preocupados por cómo aumenta el incumplimiento terapéutico de los enfermos crónicos: cuando alguien con hipertensión, diabetes o colesterol alto interrumpe su tratamiento porque no puede pagarlo.

El corazón es un buen ejemplo para ver los frentes por los que ataca la crisis. “Por un lado están los recortes en innovación, prevención y asistencia, y por otro el empobrecimiento de la población”, explica José Ramón González-Juanatey, presidente de la Sociedad Española de Cardiología, quien denuncia que “tras una reducción significativa y continua en los últimos 20 años de las enfermedades cardiovasculares, por primera vez en 2012 observamos un repunte del 2%”. El empobrecimiento aumenta factores de riesgo como el estrés, la obesidad, la ingesta de sal, el tabaquismo. “Cuando baja el nivel de vida, la mortalidad sube”, dice.

Al final, Anna dejó el bar. “He mejorado, por un nuevo tratamiento y porque estoy más tranquila”, cuenta. Ahora ella está en paro y el Ménière en “punto muerto”. “Esta enfermedad no te mata”, dice, “pero te da muy mala calidad de vida”. Como la crisis.

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Diabetes: Aspectos Psicológicos | Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés – SEAS

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Recomendaciones psicológicas para el paciente con diabetes

 

La diabetes o aumento del azúcar en la sangre, es una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la que produce. La insulina es una hormona que regula el azúcar en la sangre (OMS, 2012).

Para el diagnóstico de diabetes se realizan varias pruebas y exámenes médicos (análisis de sangre, orina, sobrecarga oral de glucosa). Los datos indican lo siguiente:

> 125 mg/dl. Diagnóstico diabetes tipo 2
110-125 mg/dl. Prediabetes (riesgo de desarrollar diabetes tipo 2)
< 109 mg/dl. Sin riesgo

Los efectos de no controlar la hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre), son que con el tiempo daña gravemente muchos órganos, nervios y vasos sanguíneos, provoca otras enfermedades: cardiovasculares, neuropatía (hormigueo, dolor, entumecimiento o debilidad en los pies y las manos), retinopatía (afección ocular que puede conducir a la ceguera), nefropatía (enfermedad del riñón), riesgo de Alzheimer y cáncer.

Antonio Cano-Vindel‘s insight:

 Tríptico

Diabetes

Decálogo de recomendaciones psicológicas

 

Ante el diagnóstico de diabetes, infórmate o actúa de manera activa para afrontar tu enfermedad, con tu médico, asociaciones de diabetes o lecturas especializadas. Resuelve tus dudas con tu médico. Existen creencias erróneas tales como: (1) si tengo poco azúcar no soy diabético, (2) como no me pongo insulina no soy diabético, (3) de los alimentos para diabéticos puedo comer de todo, (4) si me pongo insulina puedo comer de todo, etc.Sigue una dieta saludable, equilibrada, variada, ordenada y suficiente, de forma habitual. Lo ideal: comer con control. Consulta a tu especialista si tienes dudas.Controla tu peso. El exceso de peso empeora el curso de la diabetes y acarrea otras enfermedades como hipertensión.Muévete. Realiza algún ejercicio físico que te agrade con regularidad y lleva una vida diaria activa. Está demostrado que caminar 30-40 minutos es beneficioso.Evita el consumo de tabaco ya que minimizas el riesgo de sufrir complicaciones. El hábito de fumar es el principal factor de riesgo evitable.Implícate en tu autocuidado, manteniendo los niveles adecuados de glucosa, pues incrementarás tu esperanza de vida.Un estado de ánimo estable y adecuado minimiza las posibilidades de que aparezcan más complicaciones.La ansiedad, tristeza y otras emociones negativas pueden provocar un peor control del nivel de glucosa.A veces, enfermedades como la diabetes pueden producir alteraciones temporales en nuestro deseo sexual. El apoyo psicológico puede ayudarte a afrontar y actuar sobre tu problema.Aprende a aceptar tu diabetes. Expresa cómo te sientes. Apóyate en tu familia, pareja y amigos. Es una buena forma de afrontar tu enfermedad. Si no puedes tú solo, si te sientes mal, el psicólogo especialista te puede ayudar.

Consejos prácticos para mejorar tu calidad de vida

 

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Los riesgos psicosociales, un problema creciente con la crisis

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La crisis es un caldo de cultivo para el desarrollo de riesgos psicosociales (estrés laboral, acoso moral o mobbing, violencia y las patologías asociadas a ellos ansiedad, depresiones, etc.) Un problema creciente, que afecta a los trabajadores y a las economías de los países. Prevenirlos resultaría rentable no solo desde el punto de vista laboral y social, sino también económico. Estos riesgos, junto a los trastornos musculo-esqueléticos suponen el principal problema de salud laboral en Europa y en España. Más de 45 millones de trabajadores se ven afectados por ellos y la falta de prevención de los mismos cuesta alrededor del 4% del PIB europeo, casi el doble de lo que supone la economía griega y un tercio de la española. La Secretaria de Salud Laboral y Medio Ambiente de UGT, Marisa Rufino, analizará estos temas en distintas jornadas que se desarrollarán a lo largo de octubre y noviembre por todo el territorio español. Hoy precisamente ha intervenido en las Jornadas sobre “Riesgos ergonómicos y psicosociales”, organizadas por el sindicato en Albacete. 

Antonio Cano-Vindel‘s insight:

Aunque en los últimos años ha habido un gran desarrollo normativo en seguridad y salud de los trabajadores, todavía quedan muchas cuestiones por resolver como el escaso compromiso por parte de una gran mayoría de empresas para establecer políticas eficaces de prevención. Además el perfil de las enfermedades y accidentes laborales ha cambiado en las últimas décadas, y los riesgos psicosociales y sus consecuencias se vinculan cada vez más al origen de muchas bajas laborales. 

Estudios recientes, solicitados por el Observatorio de Riesgos Psicosociales, establecen que prácticamente un trabajador muere al día, en nuestro país, por enfermedades que se asocian a los trastornos mentales, consecuencia de la no prevención de los riesgos psicosociales. Algo que no figura en ninguna estadística oficial. Ésta solo revela que en España fallecen cada día 2 trabajadores como consecuencia de su trabajo, 17 sufren un accidente de trabajo grave durante su jornada y 1.752 tienen un accidente de trabajo leve en el transcurso de su actividad. Por tanto, si tuviéramos en cuenta esta realidad, las consecuencias de los riesgos psicosociales, habría que hablar de tres trabajadores muertos al día por razones vinculadas a su trabajo. 

Y eso a pesar de que prevenir en seguridad y salud en el trabajo supone un ahorro de costes y favorece la competitividad. La Asociación Internacional de la Seguridad Social (AISS) concluyó, tras realizar un sondeo en 300 empresas de 15 países, que, por cada euro que invierte la empresa en cada trabajador en la prevención de riesgos, se puede obtener un rendimiento económico de 2,20 euros. 

Esta falta de prevención se constata especialmente en los riesgos psicosociales. La Agencia Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo constata que la mayoría de las empresas europeas aún no disponen de procedimientos para hacer frente al estrés y otros riesgos psicosociales en el lugar de trabajo, a pesar de que éstos planteen una amenaza cada vez mayor para los trabajadores europeos y para la productividad. 

Por otro lado, cuando las empresas atraviesan periodos de reestructuración o de reducción de personal con el objetivo de obtener una mayor rentabilidad se ejerce una mayor presión sobre los trabajadores, lo que resulta en un efecto negativo en la salud y rendimiento a largo plazo. 

UGT considera necesario para agilizar el cumplimiento de obligaciones con la UE en esta materia la realización de estudios que precisen el coste de las enfermedades generadas por la ausencia de políticas preventivas y exige el establecimiento de políticas responsables que eviten que se arrincone en las empresas la seguridad y salud de los trabajadores.

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Los parados tienen más tendencia a la depresión. Efesalud.com

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Psicólogos advierten de que los desempleados tienen un 34% de posibilidades de sufrir problemas psicológicos, como depresión y ansiedad. Más información en Efesalud.com

Antonio Cano-Vindel‘s insight:

las personas más vulnerables a las enfermedades mentales, que en parte vienen derivadas de la situación de crisis económica, son los hombres de 15 a 29 años y los mayores de 64.

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Los cardiologos catalogan la crisis economica como un factor de riesgo cardiovascular de primer nivel – JANO.es – ELSEVIER

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Antonio Cano-Vindel‘s insight:

En Grecia, la incidencia del infarto ha experimentado un incremento del 44% durante la crisis económica

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La compra impulsiva de comida se relacionaría con la deprivación de sueño – Revista de Neurología

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Antonio Cano-Vindel‘s insight:

A la compra hay que ir sin sueño y sin hambre

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